La fe en dios, desplazada por el reino de este mundo

2019-04-18 22:34:15

Modernidad. Es dif�cil pensar que el d�a de hoy alguien quisiera morir por Cristo Rey, se�alan expertos. (Foto: Alfonso Hern�ndez)

Gabriela es una activa militante evangélica que ha recibido de sus padres la fe bíblica, pero se ha convertido en feminista y experimenta libremente su sexualidad; Karla es una joven católica con cinco hijos que experimenta en la fe: no duda en acudir a asambleas de los Testigos de Jehová o de los Adventistas del Séptimo Día, por si le ofrecen un mejor molde para sus urgencias materiales y espirituales; doña Beatriz es una anciana nonagenaria que padeció por su fe: hoy la lleva su bisnieto a misa en San Juan de Ocotán, mientras lamenta que su descendencia esté entregada a la autosatisfacción egoísta.

Esto es Guadalajara, una de las plazas fuertes del catolicismo mundial. ¿La creencia en dios está en vías de desaparecer? No, pero ese dios y su contemplación en la eternidad cada vez es más postergado; hay un desplazamiento hacia lo terrenal. Los expertos en religión sostienen que los valores tradicionales entraron en crisis, y el éxito en la vida es cada vez más el eje del sentido de los individuos.

No llegamos al siglo sin dios temido por la vieja guardia de la teología; lo que se atisba es una divinidad demasiado ocupada en fabricar milagros para que cada uno de sus fieles alcancen los mejores estándares de calidad de vida que marca la ciencia económica, pero además, con el deber de llenarlos de sensaciones espirituales que intensifiquen su sentido de lo especial e irrepetible que es su propia vida. El paraíso vendrá después.

Para el catolicismo tradicional, hay una derrota en dos ejes: en que el individuo desplaza a la comunidad, y en que lo terrenal desplaza a lo que está más allá de la vida, para lo que la iglesia era vista como la institución experta en garantizar ese tránsito. La pérdida de estos supuestos del sentido de la vida provoca una tendencia al excesivo pragmatismo de los fieles que minimizan la vivencia religiosa a mera ritualidad social, aunque los fenómenos de religiosidad popular siguen vivos y generan perplejidad que desafía cualquier análisis.

¿Un catolicismo derrotado como visión de la vida sobrevive como cultura e identidad popular? El historiador Juan José Doñán así lo ve: “Tendríamos que ver cómo las convocatorias populares a las llevadas de la Virgen o a San Martín de las Flores son tan multitudinarias como en el pasado, y llaman no solamente a los practicantes, sino a muchos no creyentes que siguen viendo en esas manifestaciones católicas populares un fuerte sentido de identidad (…) el catolicismo es de algún modo forjador de esta cultura, y tiene notables ventajas respecto a otras confesiones porque es una religión más rica de manifestaciones desde culinarias hasta artísticas, basta ver lo que ofrece la arquitectura religiosa mexicana en comparación con la América protestante”.

Pero de que ha cambiado el papel de la religión en esta sociedad, ha cambiado. La doctora en ciencias sociales especializada en antropología religiosa, Renée de la Torre Castellanos, lo destaca con base en la Encuesta Nacional de Prácticas y Creencias Religiosas (2017): “Según los resultados, la mayoría de católicos son por tradición, son además católicos a su manera; el católico por convicción es bastante menor, y en cambio en otros grupos religiosos la mayoría están son por convicción; en su mayor parte son conversos y eso les vuelve dotar de un sentido religioso central como explicación del mundo, es decir, la mayoría de los que han optado por otra religión son de primera generación y la primera generación coloca lo religioso en el centro de su vida y como eje de su explicación del mundo; así, son mucho más practicantes y tienen un alto compromiso con su religión. Evidentemente, su visión de la laicidad es distinto al del católico promedio”, destaca.

TRADICIÓN Y NUEVAS FES

La encuesta es interesante por muchas razones: primero, abarca a todo el país pero está debidamente regionalizada, lo que permite apreciar que la región centro-occidente, cuya principal ciudad es Guadalajara, es la que mantiene las más altas tasas de pertenencia al catolicismo romano, seguida por la región centro (Ciudad de México), además de ser la región menos “descreída” en términos institucionales, es decir, solamente 1.9 por ciento de los encuestados dijo no tener religión, contra 4.2 por ciento del promedio nacional.

Pero la adscripción a la iglesia romana es problemática. “El católico es más indiferente y más pragmático. Es una religión ligada a la tradición, a la familia, a los actos sociales como una boda, como velar a los muertos, son tradiciones y culturas y formas celebratorias que se asumen de lo más naturales”, apunta Dela Torre,  aunque no necesariamente eso denote un apego dogmático. “Es un catolicismo bastante secularizado”.

De este modo, hay una pregunta en la encuesta: “¿Cómo se explica usted el éxito o el fracaso de su vida? El católico casi siempre se lo va a explicar como una cuestión de esfuerzo, ya no se lo explica porque dios así lo quiere o porque es el designio de dios, y los protestantes y para-cristianos (un grupo de religiosidad carismática nacida en Estados Unidos: Testigos de Jehová, Adventistas y Pentescostales) mantienen a dios como la explicación”.

Pero el para-cristianismo “no es protestantismo (que se distingue por su racionalidad), tiene también un carácter muy mágico, también apelan al milagro, la presencia del Espíritu Santo, de este modo, hace conexión con la religiosidad popular, con el viejo animismo de muchas tradiciones populares”. Es por eso que las regiones con más presencia de conversiones pentecostales sean el sureste y el norte del país, “las regiones con creencias del Niño Fidencio y de la Santa Muerte luego se hacen pentecostales […] es una lógica cosmológica que tiene que ver con este pensamiento mágico que está presente en América Latina”, apunta.

NTR – Por eso el protestantismo histórico nunca ha sido muy popular en esta región del mundo, apela a razones y no tanto a pasiones y sentidos, como sí lo hacía el catolicismo desde la conquista y la evangelización…

Renée de la Torre Castellanos – Exacto, no es una ruptura racional como lo fue el protestantismo histórico nacido en Europa;  el pentecostalismo es pensamiento milagroso, mágico, y aunque no hay iconografía, hay elementos estéticos o de sensaciones corporales, de emociones fuertes.

EL ÉXITO, NUEVO DIOS TAPATÍO

Cuando una religión es el eje de sentido, sus fieles están dispuestos a dar su vida por esa fe. Pero “es difícil pensar que ahorita alguien quisiera morir por Cristo Rey; si le preguntamos a la gente si ofrendaría su vida por el reino de Cristo dirán que estás loco. Los valores se han movido de lugar. El principal valor de hoy es él éxito, el consumo, los signos de la riqueza son muy importantes, aspiras no a irte al cielo sino a tener una mejor vida con más beneficios, lo material y económico son el medio”, añade De la Torre.

“Lo interesante es que las iglesias, principalmente las evangélicas y la Luz del Mundo, pero también una parte del catolicismo, se han transformado hasta buscar encontrar la posibilidad del éxito a través de la religión. La Biblia dice que al rico le es muy difícil entrar al reino de los cielos: es más fácil que pase el camello pase por el ojo de la aguja. Ahora no, eso se transformó, incluso los signos de la opulencia son evidencia de la gracia divina. En el catolicismo está el Opus Dei, los Legionarios, que trabajan esta teología; con los evangélicos está Pare de Sufrir, es teología de la prosperidad. Prometen como milagroso el acceso a los bienes materiales a través de dar dinero a la iglesia”.

 Así, el secularismo no barrerá la fe en dios, pero sí la ha transformado. “Las cosas cambiaron de lugar y se reacomodaron. Estamos en algo que ya no es como antes se pensaba, la secularización va a acabar con la religión, no, porque la secularización generó nuevas maneras de ritualidad, de sacralización, colocar en el centro el valor de lo secular, el éxito…”.

Rubén Alonso, experto en estudios religiosos desde la óptica católica, señala que lo mundano y lo trascendente han formado “una tensión permanente” en la historia de la iglesia.

Y alerta: “El catolicismo mexicano, a diferencia de grupos religiosos provenientes de  Estados Unidos, tiene un sentido comunitario mucho más fuerte; el proceso de salvación es comunitario, y esos nuevos grupos son individualistas, por eso nuestra crisis es más profunda que la simple pérdida de religiosidad, es pérdida de identidad”.

La religión deja de regir la vida de la cuna a la tumba. Gabriela no es conversa aunque esté en una fe alterna al catolicismo; ya la somete a pruebas con sus pulsiones sexuales y políticas propias. Karla buscará una fe a su medida, como la cliente que busca lo mejor para su bolsillo. Doña Beatriz morirá con el pensamiento en el mundo cristero de su padre, donde había pobreza pero el espíritu adquiría reciedumbre bajo amenazas ateas y jacobinas, sin nuevos dioses ni dudas. Esta es la posmodernidad líquida; hoy la fe es un mercado.

Punteo

Creer en dios en Jalisco y México

82.7% de los mexicanos son católicos

1.4% son testigos de Jehová

1.6% son pentecostales y neopentecostales

5% pertenecen a “otras evangélicas”

92% de los jaliscienses son católicos

4% protestantes, evangélicos o pentecostal

 0.5%, La Luz del Mundo

  • En Guadalajara hay 472 templos católicos y 449 templos no católicos pertenecientes a al menos 114 denominaciones religiosas
  • Apenas a finales del siglo 19 arribaron los protestantes a Guadalajara, pero no prosperaron. Sólo sobrevive un templo, que data de 1888, en Reforma y Alcalde, que es presbiteriano
  • La explosión del cristianismo alternativo no se da sino en los años 80 del siglo 20. En las zonas periféricas y pobres de la ciudad prosperan denominaciones diversas

 
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