Casi 300 incendios da�an a El Nixticuil

2019-05-13 00:13:33

DESARROLLADORES. Este bosque zapopano es presionado desde hace tiempo por intereses inmobiliarios. (Foto: Especial)

El bosque El Nixticuil, en Zapopan, tiene una historia accidentada sobre todo a raíz que la ciudad lo alcanzó. La idea de sacar adelante un proceso de protección hace 15 años ya llegaba tarde, pues se topaba con intereses inmobiliarios que con el tiempo demostraron ser más influyentes. Para los defensores del área protegida, casi 300 incendios acumulados desde 2007 demuestran no sólo la huella humana, sino la abierta puja de esos intereses.

El Comité de Defensa del Bosque del Nixticuil, ente que aboga por la protección del espacio natural, cree además que la protección fue acotada y una amplia zona de bosque quedó cercenada de la cancelación de usos especulativos. Si se compara con el caso del bosque La Primavera, sería equivalente a lo que sucede en sus casi 10 mil hectáreas de bosques en la zona de amortiguamiento, inexistente legalmente (con la salvedad del decreto estatal de Zona de Recuperación Ambiental Cerro de El Tajo, vigente sobre una fracción de la periferia desde enero de 2018), espacio frecuente de incendios que invaden el polígono protegido.

Para constatar el asedio del fuego en la zona, el comité de defensa elaboró una base de datos que arranca el 20 de noviembre de 2007, cuando la disputa por el destino de la zona, enclavada al noroeste del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), ya se había desatado.

Desde esa fecha, y hasta el 2 de marzo de 2019 (hace dos meses), la base de datos arroja 287 incendios con una afectación a mil 46.94 hectáreas, “cifra sin contabilizar diversos incendios en la sierra de San Esteban de las que no tenemos datos precisos” (ver mapa de ubicación de los incendios).

Es lógico que si la frontera urbana se acercó a la zona, las presiones por actividades humanas se hayan incrementado. “Nosotros íbamos de muy jóvenes a escalar El Diente y estaba todo muy lejos de la ciudad; siempre hubo incendios, pero eran mucho menores; ahora la ciudad está prácticamente al pie de esa peña y me impresiona la frecuencia con que se dan los fuegos, es muy lamentable”, señala el montañista Marco Vargas. 

Por su parte, Antonio Campos, habitante del área desde los años 80, refiere que los fuegos solían surgir de actividades agrícolas descuidadas, pero no tiene duda que a partir de 2000, la incidencia se multiplicó.

“Llegó la ciudad. Puede ser que esos intereses inmobiliarios tengan que ver, además de todos los demás factores, pero es muy alta la frecuencia”, señala el vecino. 

El área protegida municipal Bensedi (Bosque El Nixticuil-San Esteban-El Diente) rebasa apenas las mil 591 hectáreas, es decir, equivale a poco más de 5 por ciento del polígono protegido de La Primavera. La superficie quemada, geoposicionada por el colectivo ambientalista de la zona, de los 287 fuegos en 12 años, es más de dos tercios de esa pequeña reserva ecológica con decreto municipal.  

“Se logró el decreto de protección en 2008, pero ha sido un decreto a modo de los intereses económicos, restringido a cierta cantidad de hectáreas; nosotros calculamos que hubo más de mil hectáreas boscosas que fueron excluidas del decreto de protección, y es donde ahora se ha concentrado este desarrollo inmobiliario e inmoderado, aunque oficialmente se dijo que sólo eran 300 hectáreas de bosque por fuera del polígono original que se estaba promoviendo”, explica el activista Adrián Hipólito Hernández, del Comité de Defensa del Bosque del Nixticuil.

“De 20 años de trabajo que tenemos como memoria, ha habido una sola detención por un incendio forestal, acusando a una persona de que estaba quemando basura; en ningún momento han detenido a ninguna otra persona que haya provocado un incendio; nos hemos encontrado (además) que es muy recurrente encontrar a la Policía montada acostada o dormida en el bosque.

 El activista agrega que el acoso contra ellos ha aumentado con Pablo Lemus Navarro en el ayuntamiento zapopano: “Ha sido muy notable en la administración de Pablo Lemus, no sucedió a ese nivel ni siquiera con los alcaldes priístas; nadie nos ha señalado tantas veces en los periódicos y en los medios de comunicación, incluso acusándonos de tener intereses partidistas, lo cual es completamente falso (…) nosotros vemos a los incendios forestales como una forma de represión, de acoso, y obviamente de destrucción ambiental y de amenaza a la comunidad”.

“De 20 años de trabajo que tenemos como memoria, ha habido una sola detención por un incendio forestal, acusando a una persona de que estaba quemando basura; en ningún momento han detenido a ninguna otra persona que haya provocado un incendio”

Adrián Hipólito Hernández, del Comité de Defensa del Bosque del Nixticuil

Existe un decreto

El 6 de marzo de 2008, el periódico oficial El Estado de Jalisco publicó el decreto 22170/LVIII/08 del Congreso del estado, en el que “por causa de utilidad pública e interés social, se declara como área natural protegida bajo la categoría de manejo de área municipal de protección hidrológica, las zonas comprendidas en el bosque Nixticuil-San Esteban-El Diente […] con una extensión total de mil 591-40-49 hectáreas”. De forma aparejada, “en la microcuenca del río Blanco se observará e implementará una política de restauración ambiental-hidrológica”

SE QUEDAN IGUAL. La coordinadora de Gestión Integral de Ciudad de Zapopan asegura que no habrá cambios de suelo tras incendios.

Actúan con brigada a pesar de presiones 

Actualmente, el Comité de Defensa del Bosque del Nixticuil tiene una brigada permanente que atiende la incidencia de fuego, pues de acuerdo con Adrián Hipólito Hernández, activista de este ente, la presencia de elementos de Zapopan es tardía, por lo que deben entrar a los predios que se queman para impedir el crecimiento del fuego. 

Aunado a esta situación, el comité padece de acoso, el cual se refleja en el daño al trabajo de restauración ambiental que realiza.

“Nos han destruido en muchas ocasiones trabajo y equipo de nosotros; cisternas para riego, conexiones para riego, han atacado muchas veces reforestaciones comunitarias que se dan de forma autónoma, sin la participación del Municipio, y eso es recurrente; en el trabajo de mapeo de los incendios que hemos hecho por años, se ubican todas las zonas incendiadas, y generalmente son en puntos donde quiere urbanizar,  esto coincide siempre”, añade Hernández.

- ¿Un patrón para tratar de quitarle valor al predio y alegar que no es forestal?

- Sí, esa es la idea al destruir los recursos naturales que se encuentran ahí, y obviamente nosotros creemos que esto viene apoyado por la forma en que la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), por ejemplo, que es la encargada de investigar, no viene a hacer las inspecciones, sino uno o dos años después, cuando ya no hay mucho que investigar (…) uno supondría que lo que dice la Ley General para el Desarrollo Forestal Sustentable evitaría eso, pues cancela por 20 años cualquier cambio de uso de suelo, pero se requiere que la Profepa y la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente federal) hagan este tipo de investigaciones, que emitan los dictámenes, pero no los hay, llegan tarde, años después, y decenas de denuncias que tenemos en la Profepa no son investigadas.

El luchador ambiental señala que las medidas de supuesto control que ha hecho Zapopan sólo generan más peligrosidad en la labor de combatir incendios. Por ejemplo, el enmallado del área protegida, como si una cerca de metal detuviera al fuego que se expande (más allá de bloquear los pasos de fauna silvestre). 

Tampoco ve una labor de prevención seria, aunque la coordinadora de Gestión Integral de Ciudad de Zapopan, Patricia Fregoso Cruz, lo contradiga.

“En la parte de incendios, todos los años estamos ahí, no sólo en el combate, sino en la elaboración de guardarrayas negras; desde la administración que empezó en 2015, ha sido un compromiso la restauración y protección”, refiere.

Esto, asegura, incluyó trabajos de control de erosión y la prevención de incendios.

Sin embargo, la funcionaria admite el enorme peso inmobiliario de la zona, pero considera que han generado cooperación y no ve que los intereses de los fraccionadores estén detrás del fuego que amenaza los ecosistemas de El Nixticuil. 

“Entiendo que hay un temor fundado por parte de ellos. Ya que han visto desde hace años, cómo avanza este tema (…) degradar la calidad del bosque no haría que la situación cambie porque está la ley. Son terrenos forestales y no serían sujetos a un cambio de uso de suelo. Ni por parte de la Federación, ni mucho menos del Municipio”, advierte.

“En la parte de incendios, todos los años estamos ahí, no sólo en el combate, sino en la elaboración de guardarrayas negras; desde la administración que empezó en 2015, ha sido un compromiso la restauración y protección”

Patricia Fregoso Cruz, coordinadora de Gestión Integral de Ciudad de Zapopan

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