Fobias

2019-05-18 20:44:05

El día en que escribo esto se está conmemorando el día en contra de la LGBQTTTI-fobia, en referencia a la fecha en que la Organización Mundial de la Salud finamente dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad. El uso de la partícula “fobia” me parece inadecuado, ya que se refiere más a los miedos, pero en este caso a lo que nos enfrentamos como sociedad es al odio, a la discriminación, a la persecución. Quizá lo más acertado sea nombrarlo una patología, no una fobia.

Es importante que haya un día en el que se visibilicen las dificultades que una parte de nuestra sociedad enfrenta cotidianamente: el rechazo, la desconfianza, los prejuicios, el terror a ser descubiertos y juzgados, los insultos y las amenazas; el peligro de ser atacados y asesinados por sus preferencias sexuales, los discursos de odio en los medios y en el habla popular (hay más de 20 palabras para referirse a los homosexuales de forma despectiva, mientras que, para los heterosexuales, la jerga sólo tiene una: buga), así como un largo etcétera. También es importante reconocer los avances que se han tenido en materia de reconocimiento de derechos, como el matrimonio igualitario (aunque a los puristas selectivos del lenguaje les pese y denuncien que no debería llamarse matrimonio, como último refugio de su intolerancia); o sus prestaciones ante los institutos de seguridad social, o generar consciencia sobre la diversidad sexual. Pero como decía el político irlandés John Philpot Curran: “La condición de la libertad humana es la eterna vigilancia”, por lo que no podemos asumir que la tarea está concluida: todavía falta mucho por avanzar en el reconocimiento de los derechos, en su pleno respeto por todos y, sobre todo, en el trabajo continuo para contrarrestar las corrientes que van directamente en contra de estos avances sociales.

Un ejemplo terrible es lo que está pasando en los Estados Unidos, en particular en el estado de Alabama, en el que se acaba de firmar una ley que penaliza a la mujer por abortar y a todo aquel que la ayude (incluyendo a la persona que le pague un boleto de autobús para abortar en otro estado). Ya he publicado otros artículos al respecto, por lo que no abundaré más allá de decir que la historia muestra que la penalización del aborto no disminuye el número de éstos, pero sí aumenta el número de muertes entre las mujeres.

Traigo a la mesa este tema porque aquí en México hay grupos que rechazan los avances en el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBQTTTI, y que los denuncian como el avance de la “ideología de género” (lo que sea que eso signifique), señalando que es una imposición de grupos extranjeros, o ateos, o masones, o comunistas, o según el villano en turno, para acabar con la familia. Pero esta demonización de los derechos de los otros es un burdo intento por seguir controlando la agenda de los derechos sexuales y reproductivos. Según el sociólogo David Patternote, este término fue creado como una respuesta directa a las conferencias sobre población de las Naciones Unidas de hace más de 20 años, en las que se reconocían los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, ya que los sectores más conservadores de la sociedad ven con malos ojos este avance en las libertades personales.

Todavía persisten muchos mitos alrededor de la sexualidad humana y sus manifestaciones, por lo que es importante la educación sexual desde edades tempranas, porque la curiosidad de los niños está presente y hay que proveerles de respuestas correctas y adecuadas a su edad, no silencios incómodos ni mentiras; sólo de esta manera ellos aprenderán a conocerse sin miedo, a respetar las diferencias, y a elegir lo que es mejor para ellos cuando se conviertan en adolescentes y luego adultos.

Parafraseando a Benito Juárez: el respeto a la diversidad es la paz.

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