Cuando todo parte del sonido

2019-08-24 20:32:19

Postura. Para Diego Mart�nez los sonidos y la m�sica son los registros hist�ricos que le permiten cuestionar al Estado, pero tambi�n a la sociedad y su actuar. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

En el arte y el periodismo sonoro, el de Diego Martínez es un nombre fundamental para entender la escena. Si bien su camino comenzó en el mundo de la electrónica, con Lumenlab y luego fundando junto con su hermano el proyecto Abolipop Records, ha tomado bifurcaciones que tienen que ver con documentar la resistencia, el paso migratorio y ahora, incluso, la tradición: la de su familia a partir de un trabajo sobre sus procesos de identidad y del mariachi y las músicas tradicionales en Jalisco, que también resisten.

NTR. ¿Cómo nació tu inquietud por la música?

Diego Martínez (DM). Mucho tiene la culpa mi hermano Israel y toda la música que escuchaba literal en el cuarto de al lado, esa fue la primera influencia: el punk, los fanzines, la estética del under, lo oscuro y la crítica política en el ámbito musical, filosófico y de ideales. Luego tuve una clase en la preparatoria que se llamaba Difusión cultural, donde nos motivaban a ir a diferentes municipios de Jalisco a hacer documentales como pudiéramos entender, para luego regresar y compartirlo en clase. No lo había entendido hasta hace poco, pero fue importante.

NTR. ¿Cómo tomaste la decisión más, digamos, fundamental?

DM. Desde morro, todas las amistades de mi hermano me inspiraban. Cuando estaba en la secundaria me la pinteaba para ir a los ensayos de las bandas de los compas en la colonia La Águilas, desde esa edad me gustó la idea de no estar en el salón de clases y de aprender no en la escuela, sino en los diálogos no sólo en torno a la música, sino la política, la cultura. Luego fui asistente de La Sangre de Alicia y de Sueño de Luna, bandas de Israel a donde luego me invitó a ser parte: si no estaba cargando cables y conectando, estaba empezando a tocar en vivo mis primeros conciertos. Después de esa experiencia decidí hacer mi propio proyecto, Lumen Lab el 2 de julio de 2000 el día de las elecciones de Vicente Fox y el cumpleaños de mi madre, lo recuerdo perfecto. Ese día mi hermano (Israel Martínez) me regala una caja de ritmos y tomo la decisión de profesionalizarme en ese campo. Me gustaba la idea de algún día tener un proyecto que fuera tan constante como para hablar de esas fechas que parecen importantes. Este año se cumplieron 19 de mi carrera en general.

NTR. ¿Qué ideas tenías de la música que querías hacer?

DM. Tomar como pretexto el arte para hablar de temas sociales, políticos. De eso tiene la culpa el punk, desde los 5 ó 6 años escuchaba sobre las maquiladoras que contaminan la tierra y el agua, la posibilidad de quedarnos sin árboles o sin oxígeno, por supuesto no comprendía todo el contexto de la situación, pero distinguía las problemáticas que no te enseñan en la escuela. Tenía muchas inquietudes respecto del cyberpunk, con esa estética del ciber-humano, que el mundo cambiaría a partir de un colapso, de cómo el humano tendría que evolucionar de manera distinta. Me gustaba ser más frontal y también era con mucha inocencia, no me cuestionaba como ahora, mis procesos, expresaba lo que estaba viendo, lo que estaba leyendo y me abocaba directamente al sonido.

NTR. ¿Dónde nacen los primeros bocetos para tus temas?

DM. Tuve el privilegio de aprender a partir del diálogo; escuchar las voces y estar en el campo es fundamental cuando estoy intentando entrarle a un tema, estar a ras de lona donde ocurren las cosas, de ahí nace mi música. Por ejemplo mi primer disco, En nombre de Dios, iba sobre cuestionar nuestro sistema de valores y moral, mis padres cuando era niño formaban parte de una de las iglesias más importantes del cristianismo en Guadalajara de ese entonces, para mí era importante entender la importancia de preguntar y sobre todo ser incrédulos, porque estamos en un país en el que es difícil creer en algo, en tus políticos, gobernantes, instituciones, hasta de la familia, el encuentro con la cultura punk me fue un encuentro complejo para mí en mi infancia y adolescencia.

NTR. ¿Cómo fue tu entrada en la escena?

DM. Era un buen momento para el mundo de la música electrónica en México y en el extranjero, también mucha de esa cultura tenía que ver con consumir proyectos mexicanos más que en cualquier otra época. Pero no quería hacer la electrónica que se consumía comúnmente y que estaba dando mucho dinero en las escenas más comerciales, yo quería hacer noise, industrial, cosas más experimentales. Ahora puede sonar ingenuo, pero para mí no era opción. La fortuna fue haberlo hecho en el momento correcto y encontrarme en el camino de las personas correctas.

NTR. ¿Los temas que hablan más sobre la sociedad y la violencia, también ocurrieron en el campo?

DM. Pienso en cómo nació They are killing us, así lo quisiera o no estaban asesinando, robando y matando donde yo vivía. Las grabaciones y la producción se hicieron a mitad de este campo, una ciudad de guerra. Ese disco lo hice en 2013 y 2016, cuando yo ya percibía la ciudad en llamas como sí se percibe hasta ahora, esa reflexión de estar en campo es importante, son ocho años que Guadalajara está hundida en la violencia, al final del día en mi música aunque el tema sea en relación al Estado, parte de la crítica de nosotros mismos.

NTR. ¿Fue así que le entraste al periodismo sonoro?

DM. Hubo un momento en el que la música ya no me daba las herramientas para hablar de los temas que me preocupaban. Necesitaba una estructura diferente. Durante ese tiempo participé con artistas de otras disciplinas y comencé a tender puentes con otras formas de trabajo, metiendo la mano al fuego, aprendiendo dónde quema y dónde no, ahí se dio totalmente el cambio, conocí el periodismo sonoro, informar a través de la creación sin la presión de la formalidad del periodismo y sus problemáticas con la libertad y los compromisos comerciales. Me gusta la experimentación del sonido, pero sentía que tenía que extenderme. Como siempre he aprendido mejor a través de la escucha, no podía dejar de partir del sonido para llegar a otros medios, soportes e ideas, para contar estas historias.

NTR. ¿Cómo elegiste documentar la experiencia de Temacapulín?

DM. Empecé a escuchar en Radio Universidad de Guadalajara con Jade Ramírez, desde 2006, la lucha de Temacapulín; un compañero músico, Alejandro Gallo, tiene familia en Temaca, así que decidimos ir después de escuchar sus años de resistencia, esta idea del trabajo y de salir del espacio de comodidad, de la ciudad, a una comunidad con sus propias reglas, tan diferentes a las que estamos acostumbrados, fue fundamental. Tenía que salir a ver todo eso, a escuchar esas voces y luego regresar al estudio a crear, estas temáticas de conflicto y resistencia, me marcaron: esta problemática y situación de comunidad no puede analizarse, verse, ni conocerse de la misma manera en estudios psicológicos y sociológicos, o en libros, con la gente de Temacapulín aprendí que hay acciones que aunque no sean políticamente correctas, son necesarias, en México le tenemos miedo todavía a la moral, muy relacionada con la religión, y muchas veces por eso dejamos de exigir lo que nos corresponde.

NTR. ¿Qué has aprendido sobre el poder del sonido como generador de reflexión?

DM. He sido afortunado. Nos tienen engañados desde hace tiempo sobre que nuestra cultura es visual, yo trato de que mi trabajo llegue a públicos especializados, pero sobre todo para no especializados, en el sonido hay más identificación que en la imagen donde hay estereotipos más pesados sobre qué es lo bello o no, o qué tamaño tiene que tener la imagen, en el sonido es más desconocido, el sonido llega con un poco más de inocencia, a lugares donde hay más apertura para recibir información, el sonido es importante y potente para bien o para mal, si uno está escuchando una escena hiperviolenta no te puedes escapar de ella, esa escena puede estar al otro lado de la pared y no puedes cerrar al oído, no puedes darte la vuelta y cerrar la puerta. Aunque los proyectos más recientes han tenido otras salidas y otros soportes, todo parte del sonido.

NTR. ¿En qué momento de tu carrera te sientes en ese sentido?

DM. Ya no siento que deba demostrarle nada a nadie, me he demostrado a mí mismo lo que me tenía que demostrar, quiero seguir trabajando, produciendo, experimentando, saliendo de mi zona de confort. La idea es seguir evolucionando. Me sigue dando gusto sentir nervios antes de salir, si dejo de sentirlos es que no estoy interesado, nunca parto de momentos tranquilos o pacíficos de la vida para empezar a crear, siempre parte de la adrenalina.

Radiografía. 

Música que estás escuchando. “Puro mariachi, pero en general las músicas tradicionales en los Altos de Jalisco, después de convivir y trabajar en mancuerna con el Mariachi Tradicional de Acatic, me he obsesionado escuchando y conociendo más la música original de nuestras regiones”

Serie que estás viendo. “La casa de la moneda. Me gusta esta idea de enseñarle al pueblo que, si quisiera, podría imprimir todo el dinero que quisiera” 

Libro. “El de Sergio González, Amigas: los años noventa fueron mejores

Espacio cultural recomendado. “Todo lo que hacen en Impronta Casa Editores”

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