Aterriza en M�xico el embajador Landau

2019-08-27 23:21:34

El lunes tuve oportunidad de estar en el primer acto público del nuevo embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau. Se trató de una recepción en la residencia del embajador en la zona de las Lomas en la CDMX para recibir al nuevo grupo de becarios Fulbright García Robles, todos estudiantes estadounidenses que pasan casi un año en México combinando estudios en universidades mexicanas con experiencias laborales en distintas organizaciones de nuestro país que los contratan temporalmente a través del programa.

Llegué a la residencia a las 19 horas, como indicaba la invitación. El embajador ya esperaba a los primeros en llegar que hicimos fila para saludarlo. A todos nos dedicó al menos un par de minutos para saber quiénes éramos, de dónde veníamos y cómo nos vinculábamos con el programa de becas.

Lo primero que llama la atención de Landau es su altura, mirada aguda, semblante afable y fluido español con ligero acento sudamericano. Hijo de diplomático, nació en Madrid y pasó su infancia en Paraguay, Chile y Venezuela, donde su padre, George Landau, fue embajador.

Hacia las ocho, el embajador subió a un pódium en el salón de la residencia al pie de una elegante escalera, junto a un hermoso piano Steinway & Sons, y dio un discurso a los invitados flanqueado por las banderas de Estados Unidos y México.

Habló primero en español para agradecer la presencia del embajador Mario Chacón, quien ocupa la Dirección General para América del Norte en la Secretaría de Relaciones Exteriores, y la de Hazel Blackmore, quien dirige la Comisión México-Estados Unidos para el intercambio educativo y cultural (Comexus) que lidera el programa Fulbright García Robles.

Después pasó al inglés para dirigirse a los más de 90 becarios estadounidenses presentes, a quienes invitó a ejercer, junto con él, el rol de embajadores y embajadoras de Estados Unidos en México. Destacó que la diplomacia cara a cara, persona a persona, es mucho más efectiva para conectar a dos naciones que la que puede lograrse en los altos niveles de gobierno.

Con una elocuencia forjada en su carrera de más de 25 años como abogado, Landau se expresó amablemente de México, llamó a la relación entre ambos países una de las más importantes del mundo y se le sintió honesto cuando declaró su intención de trabajar por seguir cultivándola al frente de la embajada.

Cedió la palabra después al embajador Chacón, que le dio nuevamente la bienvenida e invitó bromeando a los becarios a que se atrevieran a descubrir el México que está más allá de “tequila, nopales y sombreros”.

Ambos hablaron sobre los dos personajes que dan nombre al programa de becas. Por un lado, J. William Fulbright, quien siendo senador propuso usar las ganancias de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial para crear el programa de intercambio de estudiantes más grande de la historia, propiciando además que se les fuera condonada la deuda a países extranjeros que contribuyeran al programa. Por otro lado, Alfonso García Robles, diplomático mexicano y premio Nobel de la Paz, quien fue clave en las negociaciones internacionales para el desarme y la no proliferación de armas nucleares.

Desde Mexico Media Lab, la empresa que cofundé con Rossana Fuentes Berain hace cuatro años, hemos tenido la suerte de trabajar con dos becarias estadounidenses del Fulbright García Robles, con experiencias muy satisfactorias.

No hay duda de que más allá de lo que digan Donald Trump o Andrés Manuel López Obrador o cualquier otro líder que le toque el puesto, las verdaderas semillas para cultivar la relación entre México y Estados Unidos se plantan en los jóvenes de ambos países que se atreven a vivir un tiempo aprendiendo de sus vecinos y llevando esas experiencias de vuelta a sus casas.

Quizás fue una coincidencia, pero el hecho de que éste fuera el primer evento de Christopher Landau como embajador de Estados Unidos en México parece un buen presagio.

@ortegarance

JJ/I

 
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