Entre Tlalnepantla y el St. Regis

2019-10-01 23:42:24

Ayer fue uno de esos días contrastantes, de esos que nos recuerdan que vivimos en un país con grupos de personas que viven realidades muy distintas… y al mismo tiempo nos hacen sentir la urgencia por atender las desigualdades que la tecnología puede acentuar o disminuir, dependiendo de la estrategia que abordemos.

Fui invitado a dos eventos, uno en el corazón de Tlalnepantla, para la inauguración del Centro de Innovación Industrial del Sector Automotriz (CIIA) en el Instituto Tecnológico de ese municipio y, el otro, la cumbre anual en México de la revista The Economist que se llevó a cabo en el Hotel St. Regis, en Paseo de la Reforma.

Más allá del contraste evidente de ir de una institución pública austera a uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, el contraste más profundo lo sentí en el nivel de la conversación.

Mientras la audiencia del evento de The Economist, formada por líderes de distintos ámbitos de nuestro país, hacía preguntas sofisticadas sobre política fiscal, comercio exterior o disrupción tecnológica… la pregunta que más se me quedó grabada del evento en Tlalnepantla, hecha por uno de los jóvenes estudiantes del Tecnológico Nacional, fue: ¿por dónde empiezo para poder triunfar en el mundo de la tecnología?

Esta pregunta me hizo pensar en el libro Crecimiento inclusivo (Inclusive Growth), de Howard Thomas y Yuwa Hedrick-Wong, en el que definen un nuevo tipo de pobreza: la que sufren aquellas personas que se quedan atrapadas en empleos y actividades de baja productividad porque no tienen acceso a redes facilitadoras de conocimiento que les permiten evolucionar a actividades de mayor sofisticación.

Hay un México, el de los que asistimos a los eventos de gran prestigio internacional como el de The Economist, que está plenamente conectado a las redes de conocimiento global, que lleva las riendas de empresas competitivas y genera ideas de vanguardia para el segmento de la economía que va a toda velocidad.

Hay otro México, en el que hay muchos jóvenes tratando de abrirse paso, que hasta ahora ha carecido de acceso a herramientas de calidad y que por lo tanto ha estado condenado a mantenerse en empleos y emprendimientos poco competitivos.

Me quedo con dos buenas noticias de los dos eventos a los que asistí ayer.

Primera, se empiezan a ver esfuerzos relevantes por conectar a los jóvenes estudiantes de instituciones públicas como el Tecnológico Nacional con herramientas que les den acceso real a tecnologías de vanguardia. El centro de innovación (CIIA) que se inauguró ayer con el liderazgo de Alfred Rodríguez, quien preside la comisión de innovación de Concamin, y con el apoyo de la Secretaría de Economía y la Cámara de Comercio Franco Mexicana, va a permitir que estudiantes y académicos del Tecnológico accedan a herramientas avanzadas como diseño en entornos virtuales, digitalización de piezas para ingeniería inversa, impresión 3D, entre otras.

Segunda, aunque a veces parece que a este gobierno no le importa mucho la innovación y la tecnología, por la ausencia de estos conceptos en los discursos del presidente, hay actores que están colaborando para hacer avanzar esta agenda, cruzando líneas partidistas, geográficas y sectoriales.

En la inauguración del CIIA convivieron Enrique Jacob, como secretario de economía del Edomex de origen priísta, con representantes de la Secretaría de Economía federal y el municipio de Tlalnepantla, ambos de origen morenista, con el sector empresarial congregado por Concamin y el clúster automotriz, y el sector académico representado por el Tecnológico Nacional.

También en el evento de The Economist pudimos escuchar a algunos de los actores más razonables del gobierno federal, buscando tender puentes entre las redes de conocimiento global y la agenda de la cuarta transformación que claramente tiene en su núcleo la inclusión de colectivos en desventaja… aunque no siempre estemos todos de acuerdo con los discursos y los métodos que utiliza.

@ortegarance

JJ/I

 
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