14 d�as para descubrir

2019-10-09 22:56:00

Ya había mucha luz cuando empecé a caminar hacia un domicilio que me era desconocido, pero el lugar al que me dirigía era más que conocido, lo había ya visitado más veces, pero siempre llegaba en transporte del festival, en taxi o conseguía un ride.

Aún para una persona que no radica en Guadalajara, las indicaciones para llegar eran sencillas de seguir al grado que la marcha desde la avenida Chapultepec y López Cotilla no sólo era agradable, se convertía en un paseo de descubrimiento veloz de esos rincones de la bellísima Colonia Americana, una que años después puedo llamar hogar.

La cita era temprano, quizá demasiado temprano después de ya algunos días de trabajo y disfrute del Festival de Cine; asistía al estreno de un documental, con ojeras malva y un café muy negro y muy grande, con pasos cansinos, pero determinados me acercaron poco a poco al icónico espacio en el que aquella película, un western-documental de un gran amigo y extraordinario cineasta mexicano nos convocaba a amigos, programadores, periodistas y público general.

Bajar las escaleras, mostrar la acreditación y buscar lugar ante la cantidad de gente que se congregó en sus 400 y pico de butacas; no me quedó mucho más que encontrar un espacio relativamente cercano, en la cuarta o quinta fila a la izquierda de la pantalla. Al salir mi amigo a presentar la película, con el aplauso de los asistentes, con nuestras ganas de estar donde estaba y ver la película que vería, se acabó el cansancio y el sueño, me encontraba en la sala independiente más importante de Guadalajara y quizá, hasta ese momento, de todo el Bajío.

No importó que viera la película desde un ángulo que no era el ideal para el estreno de esa película, sólo importaba que estaba ahí, siendo testigo de una nueva película que de no ser proyectada ahí, no estaría en ningún otro lugar en Guadalajara, que de no verse en esa sala, habría que esperar a un enlace que seguramente vería en mi laptop. En la proyección de un documental, el género que más premios ha dado a México en los últimos años, entendí en ese sótano maravilloso de la avenida Juárez, que debemos quererlo y abrazarlo, llenarlo cada vez que llegan esas “películas raras”, los documentales, muestras y ciclos, porque si no existiera, si no pudiéramos caminar hasta el, habría pocos días para descubrir muchos cines, unos cines a los que se llega fácil, sin pasar por una plaza comercial, un cine como nunca debieron dejar de ser los cines, la sala que todos debemos hacer nuestra, la Sala Cineforo.

@FitoCastmo07

JJ/I

 

 

 
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