CNDH en aprietos�

2019-11-14 21:57:22

Ante las exigencias de los grupos organizados de la sociedad civil y las presiones internacionales para confeccionar frenos y contrapesos para limitar los atropellos de servidores públicos, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se creó, el 13 de febrero de 1989, la Dirección General de Derechos Humanos en la Secretaría de Gobernación. Luego, el 6 de junio de 1990, un decreto presidencial creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos como un organismo desconcentrado de la misma secretaría. Tiempo después, el 28 de enero de 1992, la comisión fue elevada a rango constitucional (apartado B del artículo 102 de la Carta Magna), pasando así a ser un órgano descentralizado. 

No fue sino hasta el 13 de septiembre de 1999 cuando, con una reforma constitucional se le brindó autonomía de gestión y presupuestal, y cambió a Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Hasta el día de hoy en que la nueva titular tomará posesión, han pasado seis personas en la presidencia de la CNDH: Jorge Carpizo, Jorge Madrazo, Mireille Roccatti, José Luis Soberanes Fernández, Raúl Plascencia Villanueva y Luis Raúl González Pérez. 

De 1990 al 1 de junio de 2019 la CNDH ha realizado un total de 2 mil 827 recomendaciones; el año que más emitió fue 1993 con 273, mientras que la menor fue en 2001, con tan sólo 27: ha formulado un promedio de 94 por año. Ahora bien, las autoridades que más han recibido recomendaciones han sido las del orden estatal (51.7 por ciento), luego el federal (37.6) y por último el orden municipal (10.7). Así ha sido el desempeño de florero en los últimos 30 años. 

El 3 de junio Raúl González presentó su último informe, acto al que el presidente López Obrador no acudió (por primera vez en 29 años que no se presentó el presidente), con lo cual envió un claro mensaje de no estar de acuerdo con el actuar de la comisión (“¡Al diablo con las instituciones!”: son onerosos y no funcionan, no atienden a la población y tienen altos sueldos) en su lugar acudió la secretaria de Gobernación. 

Hoy deja la presidencia el ombusdman y en su lugar asumirá el cargo Rosario Piedra Ibarra, quien fue designada por el Senado en una elección polémica, por decir lo menos. Además, ya AMLO había expresado que el cargo debería ser, no académicos ni expertos, sino a personas que hayan sido víctimas en el pasado, en un claro apoyo a Rosario Piedra (lo cual la convertirá en juez de su propia causa). 

Empero, cuando se le preguntó a Rosario Piedra acerca de los periodistas asesinados y respondió: “¿Han asesinado a periodistas?”, y sólo atinó a decir que sabía de lo ocurrido en sexenios pasados. No se pone en duda su capacidad como titular de la CNDH: se le cuestiona su independencia del poder político (fue candidata y delegada de Morena). Cinco miembros del consejo consultivo de la comisión han renunciado a su cargo honorífico por el desaseado proceso. 

En días pasados, su otra hija, Claudia –en nombre de su madre–, rechazó la Medalla Belisario Domínguez y la dejó en custodia con AMLO hasta que “la justicia anhelada por fin los (desaparecidos) ha cubierto con su velo protector”. Dada la desaseada elección y accidentada toma de protesta en el Senado, y en congruencia con la posición de su madre, la nueva titular debió haber pedido que se repusiera la elección, para llegar a la CNDH con toda legitimidad. 

Corolario. La petición de Monreal de repetir la votación fue rechazada por Morena y el PRI (a quién conviene que el procedimiento quede sucio). Pero también se vislumbran más fisuras en las huestes de Morena con los comentarios del ruiseñor de la 4T, John Ackerman: “... se evidenció la enorme debilidad del liderazgo de (Monreal), quien al parecer no cuenta ni con el apoyo de su bancada ni la confianza de la oposición”. 

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