Par�sitos�

2020-01-22 06:00:00

¿Qué tiene que ver el concepto marxista de lumpenproletariado con el filme Parásitos, que ha causado conmoción entre los cinéfilos, obtuvo el Golden Globe por Mejor Película y se encuentra nominado para el mismo galardón en la próxima edición de los premios Oscar? El mismo director, Bong Joon-ho, ofrece una pista en una entrevista. En ella advierte del peligro que conlleva una lectura elemental y considerarlo como una “sátira social en la que una familia pobre se aprovecha de un clan adinerado”. Por el contrario, lo que el director asiático pretende es ofrecer un relato que exhiba la polarización entre “ricos y pobres” en el contexto de una sociedad capitalista. En este caso, en Corea del Sur. 

No es la primera vez que el director sudcoreano introduce la perspectiva marxista en sus relatos cinematográficos, como se aprecia en su obra Rompenieves, filmada en 2013, cuyo hilo conductor son precisamente las contradicciones entre las élites y las masas empobrecidas, que tiene como desenlace inevitable la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado. En el caso concreto de Parásitos, el cineasta aborda las contradicciones entre dos grupos sociales que se ubican en los extremos de la sociedad capitalista: quienes disfrutan de la opulencia y quienes se encuentran en el desempleo. Aquí es donde el concepto de lumpenproletariado cobra cabal sentido. 

Acuñado por Marx y Engels en La ideología alemana, el concepto se refería al grupo social conformado por los individuos que se encontraban al margen del proceso de producción, es decir, desempleados, que no recibían salario y que para subsistir recurrían a prácticas que iban desde la mendicidad hasta delitos del orden común, como carteristas, asaltantes, timadores, estafadores, etcétera., acciones que dirigían principalmente hacia la clase obrera, por lo que Marx calificaba al lumpen como enemigo del proletariado. 

La originalidad de la cinta es que ilustra mediante la interacción de dos familias, los Ki y los Park, la profunda desigualdad tanto en la apropiación del espacio como en el disfrute de los bienes culturales que existe entre estos segmentos sociales que caracterizan las antípodas del sistema económico actual. Mientras los Ki, que sobreviven hacinados en un espacio subterráneo, insalubre, ubicado al fondo de una calle de pendiente pronunciada, tienen que recurrir al robo de la señal de wifi para acceder a Internet y garantizar su manutención mediante el subempleo, los Park habitan una lujosa residencia en las zonas altas de la ciudad, en la que destacan sus amplios espacios y los grandes ventanales que la conectan con bellos jardines. Sin ninguna limitación para acceder a los bienes sociales, incluida la contratación de maestros especiales para sus hijos. 

Es precisamente la contratación de Ki-woo como maestro de la hija la que propicia la conexión entre ambas familias. Hábilmente y mediante el engaño, la familia Ki sustituye a la servidumbre de la familia Park y logra superar algunas de las barreras invisibles que marcan el distanciamiento social. Excepto la relación de subordinación y el olor. La subordinación se deriva de una relación económica; el olor remite a una condición social, cultural. Es precisamente el recordatorio de su carácter de siervo y la expresión de asco en el rostro del patrón lo que provoca el desenlace sangriento que marca el fin de la relación entre ambas familias. Y que, de alguna manera, simboliza la frágil estabilidad de un sistema que se sustenta en una profunda desigualdad. 

La metáfora utilizada por Bong Joon-ho ilustra como el lumpenproletariado se sigue reproduciendo en el capitalismo actual, pero no solamente eso, sino que en el segmento de la clase opulenta se observan también rasgos parasitarios. Son improductivos, no pueden vivir sin servidumbre, son el lumpen en la cúspide de la pirámide social. 

Moraleja: un parásito es un organismo que subsiste a expensas de otro. Pero al hacerlo, lo afecta de tal manera que lo conduce a la muerte. 

Twitter: @fracegon

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