Ni�os con futuro incierto�

2020-01-28 06:00:00

Guerrero y su población viven hoy la crisis de inseguridad y violencia más grave de toda su historia. El puerto de Acapulco se encuentra en el tercer sitio entre las ciudades con mayores índices de violencia del mundo. 

Territorialmente, poco a poco se fueron convirtiendo en zonas donde el narcotráfico se estableció a sus anchas. El fenómeno de la amapola ha repercutido en la inestabilidad social. A los campesinos se les orilló a migrar y, en muchos casos, a sembrar la flor de la amapola para sobrevivir. 

En Guerrero la gente vive con temor y miedo. Es imposible moverse de manera tranquila a través del estado, sobre todo en zonas que involucren la sierra guerrerense. Los traslados que comúnmente eran de minutos se convierten en agónicas horas por el cierre de caminos o los conflictos entre bandos enemigos. 

La violencia, en cualquiera de sus expresiones, rompe la confianza mutua, el equilibrio y el tejido social, pues las víctimas sufren y sienten miedo, crece su deseo de venganza y esperan el castigo del transgresor como una forma legítima de justicia. Es en este escenario donde se da el reclutamiento de los niños, por diferentes grupos de la delincuencia organizada. 

El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que, según informes del Gabinete de Seguridad, debido a la falta de sicarios, grupos criminales han comenzado a reclutar a niños y adolescentes. 

Ante la participación de 19 menores armados de entre 6 y 15 años por parte de la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de los municipios de Chilapa y José Joaquín Herrera, Guerrero, el presidente señaló que los programas sociales enfocados a este sector de la población son impulsados para que se alejen de las armas y de la violencia. 

Estos niños quedaron huérfanos luego de la muerte de sus padres y fueron integrados a las filas de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias. 

Se les forma para que puedan defenderse de la delincuencia organizada en la montaña de Guerrero. “Les enseñamos a defenderse para que no sean levantados o secuestrados. Tenemos comprobado que el grupo criminal, si llevas armas, no se meten contigo”, señaló Bernardino Sánchez, uno de los líderes fundadores de la CRAC-PF. 

Está presente, en Guerrero la realidad compleja del sufrimiento humano, de la dignidad humana de las víctimas; el deseo de venganza por la pérdida o desaparición de seres queridos, los efectos psicoemocionales en la sociedad civil. 

En la zona de Chilapa-Chilpancingo el trabajo del obispo Salvador Rangel Mendoza promueve la paz y la construcción de una mejor sociedad. Su reunión, en 2018, con un líder del narcotráfico, causó polémica entre los actores políticos, pues le pidió al líder del narco en la zona que no asesinen a candidatos en este proceso electoral, y el capo, en respuesta, le sugirió que éstos no compren el voto y que no prometan lo que no van a cumplir 

Su acercamiento con la delincuencia organizada ha sido de escucha, para dialogar con ellos y buscar poner una semilla de buena voluntad, para construir la paz en la entidad, tan lacerada por la violencia que se vive diariamente. 

Los médicos y maestros que atienden y educan a los niños en la sierra de Guerrero, como los sacerdotes, periodistas o activistas de derechos humanos y de medio ambiente, enfrentan grandes riesgos, en esas condiciones de violencia, pobreza e inseguridad. Los ciudadanos de Guerrero urgen al Estado a asumir su papel para impartir justicia o políticas públicas efectivas para afrontar violaciones graves a los derechos humanos de los niños. 

oceanoazul@ live.com.mx 

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