Pron�sticos

2020-03-24 06:00:00

Marzo ha sido un mes negro para la economía mexicana. La moneda se devaluó estrepitosamente, los precios del petróleo se derrumbaron, la bolsa registró grandes pérdidas y las reservas internacionales se redujeron significativamente.

Esta situación se explica por factores internos y externos. Los primeros incluyen la adopción de políticas fiscales contraccionistas, la falta de voluntad del gobierno para generar certidumbre económica y las contradicciones con respecto al manejo de la pandemia del coronavirus.

Los factores externos incluyen la guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia, los efectos de la pandemia sobre las economías de China, Italia, España, Francia y Alemania y la esperada contracción del comercio y la producción en la economía global.

En este mes, los pronósticos sobre el desempeño de la economía han cambiado vertiginosamente como consecuencia de los factores arriba mencionados. Así, ya nadie cree que la economía crecerá entre 1.5 y 2.5 por ciento, tal como lo planteaba la SHCP en el paquete económico 2020.

Paradójicamente, los pronósticos recientes no han reducido la incertidumbre porque tienen una gran variabilidad estadística. Así, mientras hay quienes pronostican una caída del PIB del 1.6 por ciento (Goldman Sachs), también hay quienes pronostican una caída del 5.8 por ciento (Scotiabank).

La utilidad de los pronósticos depende en buena medida de los datos disponibles. Si no hay datos, los pronósticos se sustentan en supuestos sobre el comportamiento de la economía. La falta de datos explica en buena medida la variabilidad de los pronósticos para este año.

En mi opinión, la utilidad de los pronósticos dependerá en buena medida de la voluntad gubernamental. Ello porque en esta administración se ha restringido significativamente la recolección, divulgación y acceso a datos de interés público. Así, muchas secretarías de Estado ya no manejan ni proveen datos.

La falta datos induce pronósticos inútiles, incertidumbre y malas decisiones públicas y privadas. Particularmente, y dada la coyuntura, debiera restaurarse el acceso, entre otros, a los datos de precios y ventas del petróleo, de ingresos y egresos en los tres niveles de gobierno, y de los sistemas de salud.

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