2021. La contienda ya empez�

2020-06-10 06:00:00

El pasado 6 de junio, en su visita a la refinería Lázaro Cárdenas, en el estado de Veracruz, el presidente emplazó a los actores políticos y sociales a definirse sobre el futuro del país. Dijo: “O se está con la transformación o en contra de la transformación”, y abundó: “Nada de medias tintas, que cada quien se ubique en el lugar que corresponde, no es tiempo de simulaciones, o somos conservadores o somos liberales”. Más allá del revuelo que esta frase causó en el ámbito de los opinadores, que la utilizaron para sustentar el perfil populista de su personalidad, lo que López Obrador buscó al utilizar este dilema fue imprimir un carácter plebiscitario a las elecciones del próximo año: O con la 4T o contra la 4T. 

Tradicionalmente, en México las elecciones intermedias se han caracterizado, además de un descenso en la participación, por convertirse en un instrumento de evaluación del desempeño del gobierno en turno. El bono democrático de la elección ha disminuido y el desgaste del ejercicio de gobierno lo impacta negativamente en la opinión pública. Pero, además, a este entorno adverso habría que añadir los efectos de la pandemia en la salud, pero sobre todo la situación económica de los hogares mexicanos. Un escenario difícil que enfrenta el presidente para sacar adelante su proyecto de transformación, en el marco de un proceso, que podría definirse como la madre de todas las contiendas electorales. 

Dentro de un año, el 6 de junio de 2021, los electores acudirán a las urnas para elegir, conforme al sistema de democracia representativa que nos rige, a los 500 diputados que integran el Congreso nacional, pero también, ese mismo día, se definirán las nuevas gubernaturas de 15 estados. Los resultados de esa magna jornada electoral serán decisivos para la reconfiguración de sistema político y social de México en el siglo21. En este contexto es donde hay que interpretar la creciente polarización y crispación que se observa entre los actores políticos y sociales. Contradicciones que no son recientes, sino que hunden sus raíces en un pasado lastrado por la corrupción de las instituciones gubernamentales y la desigualdad derivada de una inequitativa distribución del ingreso, que ha dividido al país entre una minoría privilegiada y un vasto sector de la población, que carece de lo indispensable. En este sentido habría que entender que no es la polarización discursiva lo que divide al país, sino la defensa por la conservación de un régimen que origina la corrupción y las desigualdades. 

A contrapelo de los opinadores que califican como dislate u ocurrencia la revelación del documento firmado por el Bloque Opositor Amplio (BOA) en la conferencia mañanera del pasado martes, se trata de una acción fría y estratégicamente calculada, que corresponde a uno de los principios básicos de las contiendas políticas: la identificación del adversario. Al margen de la calidad de apócrifo que se le ha adjudicado, la mención del documento cumplió con creces su objetivo. Marcó la agenda de los medios de comunicación y se convirtió en el tema obligado de la comentocracia. Circuló profusamente en las redes sociales. Aunque los tomó descolocados, algunos de los mencionados reconocen que el BOA recoge sus objetivos centrales: a) impedir que la coalición de gobierno consiga la mayoría en el Congreso, b) buscar la revocación de su mandato en 2022.  

Una vez definidos los términos de los oponentes, habría que esperar que la contienda se dirima por los cauces institucionales, y que sea el voto ciudadano el que emita el veredicto final. 

Twitter: @fracegon 

jl/I

 
Derechos reservados ® ntrguadalajara.com