De conservadores y liberales

2020-06-12 06:00:00

El que no está conmigo, está contra mí… 

Mateo 12:30 

 

Con el inicio de la vida independiente de México se inauguró una encarnizada contienda política e ideológica entre dos bandos: los conservadores y los liberales. Los primeros pretendían la construcción de un Estado centralizado, con un gobierno monárquico y católico; mientras que los segundos aspiraban por un régimen federalista, un Estado laico y un gobierno republicano. El triunfo de los liberales se concretó posteriormente tanto en la Constitución de 1857 como en las Leyes de Reforma, pero la lucha no cejó. 

Desde entonces, el país se ha transformado en un caleidoscopio de expresiones culturales, sociales, políticas, además de ideológicas. Durante años se ha pugnado por reconocer a nuestro país como un Estado pluricultural y multilingüe, sustentado no sólo en sus pueblos originarios, pero también en el mestizaje producto de nuestra historia colonial, y a donde han llegado personas de otros países y culturas al territorio mexicano para conformar una diversidad étnica y cultural asombrosa. 

Pretender visualizar el país desde una perspectiva simplista y reduccionista entre conservadores y liberales, como lo ha decretado el presidente López Obrador, es negar el desarrollo diverso y complejo de nuestra historia. Concebir el espectro político del país en una condensación tajante tiene un claro propósito electoral con miras en los comicios que se celebrarán en 2021, donde se renovarán la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, 30 diputaciones locales y presidencias municipales. Con estas declaraciones se abre el proceso electoral con mucho tiempo de anticipación. Hay premura, de ahí su declaración. 

No conforme con este discurso ad nauseam de conservadores versus liberales, ya estableció palmariamente la máxima bíblica “estás conmigo o contra mí”. Con ello, descuella no sólo un discurso reduccionista, también abunda en la polarización política de los electores mexicanos: “No hay medias tintas”. Con ello se reducen las posibilidades de la incorporación de proyectos alternos viables de actores sociales y económicos que no congenien con el proyecto de la 4T. 

Para rematar, se elabora en los “sótanos del poder” (Alfaro dixit) el panfleto irrisible Rescatemos México. Proyecto BOA, pero que es parte de la estrategia muy bien diseñada para enfrentar a la oposición en las próximas elecciones. El documento de marras fue confeccionado como un inventario puntual de los “enemigos” (conservadores) del pretendido nuevo régimen morenista. Es un prontuario meticuloso ideado no para denunciar un complot, sino para identificar quiénes serán el blanco de los simpatizantes de Morena y desvirtuar cualquier declaración, opinión o acción de las personas y organizaciones ahí señaladas con miras a la contienda electoral. 

Como buen discípulo de Carl Schmitt con la perspectiva “amigo-enemigo”, explotado por el jefe máximo de Morena, para la identificación del adversario político, se abre la puerta a una dinámica peligrosa en un México caracterizado por la violencia política, donde por encima de la argumentación racional impera la destrucción del antagonista. 

En fin, recurrir a épocas pasadas para justificar políticas estatistas y centralistas nos hacer recordar a don Jesús Reyes Heroles (El liberalismo mexicano), donde apunta una frase categórica y que retrata la necedad de recurrir al pasado para justificar acciones presentes: “El que en el pasado busca precedentes para resolver problemas contemporáneos, simultáneamente oscurece su época y esteriliza la historia”. 

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