Movilidad para�todos

2020-09-17 06:00:00

Las interminables discusiones en las salas de grupos y chats vecinales de las zonas aledañas a La Normal, en los que participan mis familiares, yo incluida, ya rebasan cualquier interés de entendimiento y, parece, la única intención es estar confrontados por un solo tema: las modificaciones que se hicieron debido a la Línea 3 del Tren Ligero, que tienden a una movilidad inclusiva. 

Para poner un poco de contexto, en la Glorieta de la Normal, la lateral desapareció y ahora, junto con la banqueta antes existente y el pequeño camellón que dividía el carril externo de los centrales, dieron paso a un espacio que es para peatones y ciclistas, y que contempla acotamientos para carga y descarga de pasaje. 

En la mente de muchos de mis vecinos, a los automóviles les robaron dos carriles de circulación, y en un enojo verdaderamente injustificable, tiran a diestra y siniestra contra aquellas personas que intentan hacerles ver los beneficios de una movilidad incluyente, que tenga espacios para todos y que permita la coexistencia segura (sobre todo eso) de diferentes formas de trasladarse en la ciudad. 

Hasta ahora nadie se ha ido a acostar a media calle para que las obras no concluyan (porque, hasta el miércoles por la noche, aún seguían), pero estoy segura de que ganas no faltan. Para muchos de los conductores a quienes leo un día sí y otro también, una ciudad cuyos pobladores usan sus vehículos particulares es de primer mundo, y la que usa el transporte público, la bicicleta o los espacios adecuados para los peatones no pasa de ser “un pinchi pueblo bicicletero”. Sí, ese es el nivel de la discusión. 

Pero, sin importar el tipo de movilidad que utilicemos, lo que deberíamos entender es que todos tenemos el mismo derecho de trasladarnos por la ciudad de la manera en la que cada quien quiera, a la que cada quien tenga acceso o en la que cada quien elija según adónde vaya, el humor que tenga o el clima que haga. Y además debe poderlo hacer de una forma segura y digna. 

Un automovilista debe tener la misma garantía respecto a que su vehículo goce de vialidades sin baches que un ciclista a recorrer la ciudad en espacios destinados para él, o un peatón a transitar por su ciudad en aceras parejas, sin que estén reventadas por las raíces de los árboles o llenas de hoyos. 

Pero como viandante de mi colonia, en esa misma zona en la que no son pocos los vecinos con auto que se quejan de sus carriles menos, y de que les han “robado espacio” a sus vehículos, les puedo garantizar un hecho: son los mismos conductores quienes, con sus carros, les han quitado los espacios a todos, incluidos a otros automovilistas. 

Son los conductores quienes invaden sin consideración las angostas banquetas, porque no quieren gastar tiempo en meterse a su cochera; son quienes tapan las rampas destinadas a las personas con discapacidad; son a quienes no les importa estacionarse a la vuelta del DIF Jalisco y que no sean pocos los adultos mayores o papás con hijos pequeños o carriolas que deben bajarse a la calle para sortear su indiferencia hecha vehículo automotor. 

Son ellos quienes se apañan los pasos de cebra o no dejan que un peatón cualquiera cruce una esquina sin semáforo antes que ellos; es más, es tanto el desdén, que son ellos los que estorban las cocheras de otros dueños de vehículos, sin dejarlos salir o entrar a su propia casa, o quienes entorpecen a otros automovilistas al detenerse en doble fila, con sus superpoderosas luces intermitentes, para bajarse a gusto, con todo el tiempo del mundo, a comprar algo “sólo cinco minutos”. 

Yo casi siempre me traslado en carro, poco uso el transporte público y soy viandante por debajo de lo normal, pero eso no debe impedir ver que esta ciudad debe ser para todos. Sólo así será un mejor lugar para vivir. 

Aunque nos pese. 

Twitter: @perlavelasco

jl/I

 
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