Morena, una atropellada elecci�n�interna

2020-10-11 06:00:00

La elección interna de la dirigencia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) está marcada por un juego de muchas asimetrías: demasiados candidatos y candidatas en las listas sin ser conocidos por militantes y simpatizantes, y sin posibilidades reales de competencia. 

Por más que se quiere negar la existencia de grupos o camarillas, no puede negarse la presencia de cuatro grupos principales encabezados por Marcelo Ebrard, con quien se liga a Mario Delgado, uno de los principales contendientes a la dirigencia del partido y promotor de la encuesta abierta. El de Claudia Sheinbaum y el actual dirigente, Alfonso Ramírez Cuéllar que, con Ifigenia Martínez, apoyan a don Porfirio Muñoz Ledo. Con menos fuerza, Ricardo Monreal lidera el grupo al que también se vincula Alejandro Rojas Díaz Durán. Yeidckol Polevnsky y Miguel Barbosa, gobernador de Puebla, conforman el último grupo de referencia. 

No podemos pasar por alto que en la competencia se negó el acceso a dos jóvenes con capacidad y visión para impulsar el proyecto de Morena, mientras que se abrieron las posibilidades para una competencia a muerte entre dos viejos lobos de mar que se disputan la dirigencia: Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado. 

Quién no recuerda esa histórica respuesta de Muñoz Ledo al informe presidencial en el 97. Fue la réplica de hombre lúcido, de ideas claras, con la energía y la vehemencia para debatir su visión sobre México y criticar la gestión del presidente en turno. De entonces a la fecha han corrido 23 años. Hoy, Muñoz Ledo es un hombre admirable por su trayectoria, pero con muchas limitaciones para dirigir a un partido que logró recoger el descontento de los electores y en cuatro años obtuvo la Presidencia del país y seis gubernaturas, consiguió 254 diputados federales, 70 legisladores locales. Pero en estas circunstancias, 37 senadores respaldan a Mario Delgado en la búsqueda de la dirigencia nacional de Morena. Saben perfectamente que está en juego el financiamiento del partido y las elecciones del próximo año, pero sobre todo las de 2024, en las que se juega la continuidad en los espacios conquistados. 

Consolidar el impulso de Morena como institución capaz de responder a los desafíos que el país enfrenta requiere de un partido que amplíe sus horizontes y crezca a lo largo y ancho del país. Para ello se requiere la energía que ahora ya no tiene Muñoz Ledo, el ánimo para recorrer cada estado y los lugares en donde Morena representa alguna fuerza y haya que impulsar su crecimiento e influencia entre los ciudadanos. 

Una salida digna para Muños Ledo podría ser que se le nombrara integrante vitalicio del Comité Directivo Nacional o consejero del partido para que aporte ideas, visión crítica y solidez en la visión estratégica y programática que hoy necesita el partido. 

El mejor escenario para un movimiento que está en proceso de constituirse en una institución política que dependa cada vez menos de su fundador –el ahora presidente de la República– y pueda definir por sí misma su rumbo y su futuro institucional es elegir a una dirigencia que tenga el consenso necesario de sus integrantes y la capacidad de proponer un rumbo acorde a los retos que enfrenta el país con un liderazgo bien claro de cara a la sociedad. 

El peor escenario para un movimiento que ahora crece es mostrar que su principal debilidad está dentro del partido mismo, en donde los liderazgos son incapaces de lograr consensos en torno a lo que más puede convenir al país y a la débil democracia mexicana. 

 

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