Potencialidades y�prefiguraciones

2020-12-03 06:00:00

Nos encontramos ya en las postrimerías del fin del año 2020. Año que muchos han planteado que no extrañaremos por obvias razones. Puede ser así y cada uno tendrá las suyas, además de las comunes. No extrañar 2020, sin embargo, no debería significar olvidar o desatender muchos de los planteamientos e ideas fuerza que se propusieron para seguir caminando hacia nuevos horizontes; para la búsqueda de nuevas formas de defender y reproducir la vida. Por otro lado, y de manera por demás conveniente, es muy probable que se anuncie la llegada de la vacuna contra la Covid-19 provocada por el virus SARS-Cov-2, para que con más seguridad la gente abarrote los centros de consumo y despilfarro. 

Antes de la pandemia, es decir, durante 2019 y los primeros días de 2020, el pensamiento crítico hacia el sistema capitalista y patriarcal había mostrado un ascenso y una ofensiva considerables protagonizadas, fundamentalmente, en el campo, por los pueblos originarios y por las mujeres y jóvenes en general en las ciudades. 

Y fue al calor de esas luchas, no aparte de ellas como formulaciones teóricas, que se propusieron varias ideas que en realidad son prefiguraciones de la sociedad por-venir o la sociedad que ya está siendo pero que, evidentemente, aún le queda mucho camino para terminar de ser como desea y dejar de ser como lo quieren otros. 

Por razones de espacio en esta columna sólo voy a enunciar cuatro de estas potentes ideas con la promesa de abordar otras más en colaboraciones posteriores. 

Como podrá observarse, estas ideas en realidad están entramadas y nos dicen claramente el tiempo que estamos viviendo y que se ha conceptualizado de maneras diversas como: colapso, barbarie, cambio climático o crisis civilizatoria. Las ideas son las siguientes: hacernos cargo de la vida, la nuestra y la de las demás especies; volver a empatizar con la tierra; tomar distancia del mercado capitalista y entender que la salud no es solamente una cuestión de medicamentos, vacunas, tecnología de punta, camas de hospital y respiratorios suficientes, sino también, y de manera central, de afectos y emociones positivas que se generan en los procesos de construcción de sujetos colectivos. 

Ideas que, por lo demás, como sucede en el pensamiento libertario, son de sentido común. Así, si el Estado a pesar de que lo diga, y hay evidencia suficiente de ello, ya no tiene como función central hacerse cargo de la vida de toda la gente y menos de las otras especies ¿qué hay que hacer? Pues lógico: hacernos cargo de ello, aunque lo que se propone es que superemos la visión individual para pensarlo y afrontarlo de manera colectiva. 

Empatizar con la tierra. Idea antidesarrollista que de fondo pone en cuestión la tajante separación que el capitalismo hizo del campo y la ciudad y, sobre todo, de sustentar sus procesos de acumulación en la destrucción y superexplotación de la naturaleza. Huir del mercado, redistribuir y no acumular, junto con la anterior podría decir son piezas centrales de las luchas socioambientales que de manera destacada ponen cara al capitalismo tanto en el campo como en la ciudad. 

Y finalmente la propuesta para cambiar y ampliar la concepción de la salud y las formas de curar para no seguir atrapados en el paradigma de la sociedad medicada impuesta por la medicina científica que descalifica otras formas de curar y potenciada, pero, sobre todo mercantilizada, por la industria farmacéutica. El amor, los afectos, las emociones, los placeres, el disfrute de la naturaleza, el respirar aire limpio y vivir en espacios dignos cuentan mucho. 

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