Un reconocimiento a los h�roes de esta crisis

2020-12-18 06:00:00

Con mucho cariño a la memoria de mi gran maestro, entrañable amigo y destacado colega, el doctor José Luis Oropeza de Alba 

 

Cuando se habla de un abordaje integral de la salud normalmente se hace referencia a dos cuestiones. Por un lado, la obligada perspectiva holística que deben mantener los profesionales de la salud al atender pacientes y estudiar sus casos y, por otra, la concurrencia y coordinación de esfuerzos de todos quienes forman parte de las instituciones que tienen la responsabilidad de hacer posible el acceso a los servicios de salud como un derecho (garantía en el caso de nuestro país) inalienable de las personas. 

La integralidad en salud pública requiere, por tanto, de equipos multidisciplinarios que abarcan desde el personal administrativo, el personal de servicios, paramédicos, camilleros, enfermeras, laboratoristas, químicos, técnicos y médicos de todas las especialidades y cuerpo directivo. 

Durante la actual pandemia se ha hecho notoria la importancia que el trabajo de todos estos profesionales tiene como recurso estratégico nacional. Recurso que debería cuidarse mucho más para procurar su continuidad y crecimiento como una reserva social, técnica y científica de enorme utilidad en tiempos de tribulaciones como los actuales. 

Sin embargo, el Ejecutivo federal no sólo escatima la importancia que este recurso tiene, lo descalifica y falta a sus responsabilidades hacia él. Lo que se ha traducido hasta ahora en la pérdida lamentable de más de mil 400 vidas de profesionales de la salud, muchas de las cuáles eran evitables. 

Por todo lo anterior, que el Senado de la República otorgue la Medalla Belisario Domínguez a todo “el personal de salud que enfrenta la pandemia de Covid-19” en reconocimiento a su labor y compromiso es muy significativo. Se trata de un pequeño aliento en medio de las arduas jornadas y las ingratas condiciones que les ha impuesto la falta de capacidad, oportunidad y claridad del gobierno federal en sus políticas y decisiones para enfrentar la peor crisis de nuestra historia contemporánea. 

La presea reconoce el indiscutible trabajo que “el personal de salud” ha hecho, hace y hará, cuyo saldo positivo es que más de 900 mil mexicanos se hayan recuperado tras contraer Covid-19. 

Más aún, el hecho de que la medalla se entregue por primera vez (desde su instauración en 1954) a un colectivo, reviste un simbolismo especial: se reconoce a todos los involucrados por igual, y al mismo tiempo se reconoce el valor o la importancia que el trabajo en equipo tiene. 

Este reconocimiento entregado este año por unanimidad es el más alto galardón que la Cámara de Senadores entrega a ciudadanos mexicanos por distinguirse por su virtud o su ciencia en grado eminente como servidores de la Patria o de la humanidad. En años anteriores ha sido entregado a mexicanos de la talla de los pintores Gerardo Murillo y Rufino Tamayo, los poetas y escritores Jaime Sabines, Andrés Henestrosa y Carlos Fuentes, los historiadores Miguel León-Portilla y Luis González y González, los periodistas Miguel Ángel Granados Chapa y Carlos Payán Velver, los médicos Ignacio Chávez y Salvador Zubirán, y los políticos Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas. 

Enhorabuena a todos esos profesionales de la salud, verdaderos héroes, que han suplido con coraje, entrega y patriotismo el pésimo papel de las autoridades en salud en México en el manejo de esta pandemia que aún no termina. 

jl/I

 
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