Manolo Cruz borda los sue�os de los toreros

2021-01-19 06:00:00

(Oficio.�Desde hace m�s de 40 a�os, Manolo Cruz se ha dedicado a confeccionar trajes de luces. Foto: NTR)

Hilo de oro, lentejuelas, canutillo, inspiración, manos que borden y sientan el toreo, además de una sobrada inspiración es lo que se requiere para confeccionar un vestido de luces. Todos los trajes son diferentes, cada uno tiene un bordado y diseño que lo hará distinto. Los hay de plata y de oro, y para confeccionarlos se requieren muchas horas de dedicación y miles de puntadas que sólo se pagan cuando el torero porta con orgullo ese trabajo. 

Desde hace más de 40 años, Manolo Cruz se ha dedicado a confeccionar trajes de luces, oficio que aprendió de otros sastres; él, como muchos, tuvo el sueño de ser torero, pero el destino se empeñó en llevarlo por otro camino, aunque siempre inmerso en este místico mundo. 

“Para mí el vestido de torear es algo sagrado, porque en él se encierran los temores, los acontecimientos buenos y malos de un torero, entonces cada prenda es como si tuviera vida propia, tiene el misticismo de lo que encierra un torero que desafiará a la vida y la muerte”, dijo Manolo Cruz en entrevista. 

Manolo, quien también ha sido mozo de espadas, recordó que el primer traje que llegó a sus manos para repararlo fue el de un novillero, terno que ya se estaba deshaciendo por el uso; “se venían las lentejuelas y lo hice con tanto cuidado y, sobre todo, mucho cariño, que lo logramos sacar y se pudo vestir el hombre de torero”. 

Desde aquel día, Cruz aprendió que sólo con amor podría seguir andando en este oficio, pues “es el amor a la ropa de torear lo que te hace bordar y sentir. A cada puntada se le tiene que imprimir sentimiento, el que se viste de luces también se viste de ilusiones y de amor, porque sólo así se entiende cómo pueden salir a jugarse la vida, y no importa si el traje es humilde, de plata o de oro, siempre y cuando el que lo porte se sienta torero”. 

El terno que más recuerda Manolo Cruz es un verde esmeralda y oro con punto de cruz con el cual Guillermo Capetillo cuajó una faena que quedó para el recuerdo a Gallero, en la Plaza México, terno que el sastre de ilusiones considera de la suerte, pues el torero volvió a vestirlo para cortarle las orejas al toro Ruiseñor, de Vistahermosa, en el mismo escenario. 

Y así como hay ternos que han pasado por sus manos y han dado suerte, también detalló que arregló un vestido negro y oro con el cual le pegaron una cornada en la femoral a un novillero “y llegó a mí para arreglarlo y venderlo, pero no me inspiraba confianza; un novillero lo compró y le fracturaron el cuello, brazos y piernas… me lo regresaron y ya lo quería quemar, se lo regresé al dueño y él a su vez lo pasó a otro novillero, al que le pegaron una cornada”. 

Manolo Cruz comentó que la confección de un traje de luces se lleva entre mes y mes y medio, dependiendo del bordado y si es de metal, “pero es un trabajo en el que todos los días debes de estar metido. Es 100 por ciento artesanal y por eso es un vestido que admiran las mujeres y envidian los hombres”, puntualizó el sastre, quien aseguró que, si volviera a nacer, volvería a elegir bordar los sueños de los toreros. 

FRASE

“Para mí el vestido de torear es algo sagrado, porque en él se encierran los temores, los acontecimientos buenos y malos de un torero, entonces cada prenda es como si tuviera vida propia, tiene el misticismo de lo que encierra un torero que desafiará a la vida y la muerte”: Manolo Cruz, Sastre 

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