Cuando la cig�e�a decide

2021-05-03 07:35:11

Conocí a Alfredo hace 20 años en la colonia Emiliano Zapata, de Tlaquepaque. Amasaba lodo con los pies para ayudar a su papá y a su abuela a fabricar ladrillos. El agua que utilizaba era del drenaje. En los dos cuartos donde vivían ellos y sus tres hermanos no había agua potable. No iba a la escuela.

Al igual que su abuela, su padre y sus hermanos, Alfredo no sabía su edad. Solamente su hermana, Irma, la conocía. Tenía 9. “A mí me gusta hacer el quehacer, cuidar a mis hermanos y barrer. No voy a la escuela, sólo a la doctrina”, dijo.

Los otros dos hermanos vivían encerrados en una habitación porque “nacieron mal de la cabeza Los tenemos que encerrar porque se comen el barro”, según explicó el papá.

Calculo que Alfredo tendría entonces unos 10 años. Tendrá hoy quizá unos 30. No sé qué habrá sido de su vida, pero lo más probable es que continúe viviendo en condiciones muy precarias.

En su libro Mirreynato, la otra desigualdad, Ricardo Raphael escribe: “La oportunidad la asigna la cigüeña y después de ello hay poco más que hacer. La razón principal de pertenencia al estrato social deriva del nacimiento, no del mérito, el esfuerzo o las oportunidades. Es demasiado lo que se juega en una sola partida de la feria”.

Han pasado 20 años. Y las condiciones de desigualdad se mantienen en el país. La semana pasada, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer el Índice de Rezago Social 2020.

El informe señala que 6 por ciento de los niños mexicanos que tienen entre 6 y 14 años no asisten a la escuela. En Jalisco son 7 por ciento.

En pleno siglo 21, todavía hay en el país muchas personas que no saben leer y escribir. En Chiapas, casi 14 por ciento de la población es analfabeta. Le siguen Guerrero y Oaxaca.

Tres de cada siete mexicanos no han completado la educación básica. Esta misma cifra corresponde a Jalisco.

El estudio establece también que más de un cuarto de la población en México no es derechohabiente de ningún sistema de salud. En Jalisco, el porcentaje es mayor: 30.

Cuatro de cada 100 viviendas en el país carecen de drenaje y 3.5 de agua entubada. Una cuarta parte de las casas de Puebla no tienen refrigerador.

Estas son sólo unas cifras del informe. Contrastan con otros datos. Por ejemplo, los bancos en México ganaron el año pasado 102 mil millones de pesos. Y eso que fue un mal año para ellos porque sus dividendos fueron casi 40 por ciento menores que el año anterior.

De acuerdo con el índice de millonarios de Bloomberg, solamente una de las empresas de Carlos Slim, American Móvil, obtuvo en 2019, 52 mil millones de dólares. La mujer más rica de México, Sara Mota de Larrea, ganó en el mismo periodo más de 10 mil millones de dólares.

Lejos de cerrarse, la brecha de la desigualdad se amplía. Los programas sociales que desde una plataforma asistencialista otorgan dinero a las personas son necesarios. Urgentes en algunos casos, como el de Alfredo y su familia, pero no servirán para acabar con la desigualdad. Son solamente un paliativo que incluso puede llegar a ser contraproducente. Se tendrían que desarrollar más bien políticas públicas que modifiquen de fondo el sistema económico para que no sea la cigüeña la que defina la calidad de vida de una persona.

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JB

 
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