La piedra en el zapato

2021-06-08 06:00:00

Han pasado las elecciones y las cartas ya están echadas. Con esta distribución del poder es que el presidente López Obrador enfrentará las elecciones de 2024. Y al mismo tiempo se trata del armado con el que el presidente y su gobierno llevarán la segunda mitad de su mandato. 

Mientras que en 2018 muchos no esperábamos que el partido del presidente arrasara no sólo en la Presidencia, sino también en el Congreso, ahora estas elecciones eran fundamentales para quitarle el control absoluto que tenía sobre la Cámara de Diputados, lo que afortunadamente se logró. 

Es cierto que al final del día el partido en el gobierno y sus aliados lograron conquistar muchas de las gubernaturas en juego; prácticamente se quedó con 12 de las 15 gubernaturas. Solamente perdieron Chihuahua, Nuevo León y Querétaro. 

Este tamaño de victoria le permitirá al presidente contar con el control de 12 gobiernos estatales más, lo que le otorgará un mayor control territorial y económico. 

Pero no perdamos de vista la victoria mayor que logró el bloque opositor. Quitarle al presidente la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Lograr que los partidos aliados al gobierno dejaran de contar con dos terceras partes del total de los curules es el resultado a celebrar. 

Mientras que durante sus primeros tres años, AMLO gozó de total libertad para impulsar su agenda a nivel constitucional, ahora quedarse solamente con una mayoría simple es un gran paso adelante. Esto significa que si bien es cierto, el presidente no tendrá problemas para aprobar sus proyectos de presupuesto o para aprobar sus nombramientos de funcionarios públicos, podrá olvidarse de poder cambiar nuevamente la Constitución del país. 

Eso significa que se ha borrado la amenaza de que pudiera alterar las funciones de instituciones tan importantes como Banxico, el INE o el mismo Inegi. Incluso le resultará muy complicado seguir limitando el funcionamiento del resto de los organismos autónomos. 

La victoria electoral que coloca a Morena y a su partido apéndice, el PT, por debajo de 50 por ciento de la cámara es importantísimo, ya que será una piedra en el zapato de López Obrador. De ahora en adelante ya no habrá cambios a la Constitución a capricho del mandatario. Si las hubiera, tendría que negociar con la oposición. Algo que no ha hecho desde que llegó al poder. 

Recordemos también que siempre las segundas mitades del gobierno suelen ser las más difíciles para los presidentes en México. Poco a poco los sueños de lograr un gran cambio nacional se irán desinflando en favor de lo único que le será importando: la sucesión. ¿Qué candidato apoyar?, ¿qué candidato eliminar? Al final del día se tratará de una decisión que involucre la seguridad de él y de su familia. 

¿Qué pasaría con AMLO después de que deje el poder?, ¿gozará de un retiro tranquilo en su rancho o será perseguido política y penalmente? Ese tipo de preguntas serán cada vez más persistentes en la mente del presidente que se prepara para dejar el poder. 

El presidente ahora llevará una piedra en su zapato, una piedra que no lo dejará tranquilo hasta el día que entregue el poder. 

*Economista, profesor en la Universidad Panamericana en Guadalajara

Twitter: @Israel_Macias

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