Espacios

2021-07-22 06:00:00

La semana pasada ocurrió un lamentable caso que parece haber conjuntado en un horrible nudo varios de los males que sufrimos en México: desapariciones, impunidad y feminicidio. 

El jueves en la madrugada, en Guaymas, un grupo armado privó de la libertad y asesinó a Aranza Ramos, activista del Colectivo de Madres Buscadoras de Sonora, quien estaba dedicada a buscar a su esposo, Brayan Omar Celaya Alvarado, quien desapareció en diciembre del año pasado. 

Patricia Flores, lideresa del colectivo y compañera de búsqueda de Aranza, cree que fue asesinada porque, junto con las madres, llegó hasta donde las autoridades no han llegado, a terrenos que no les interesa o no quieren pisar. 

De acuerdo con la información que consignó Grupo Expansión, Patricia detalló que la lucha de Aranza la llevó a ella y a las buscadoras a entrar al Valle de Guaymas, donde hallaron cientos de cuerpos calcinados y fosas clandestinas. 

También denunció que ha recibido amenazas de muerte y que quienes integran este grupo están en peligro. 

El caso de Aranza Ramos es investigado por la Fiscalía de Sonora bajo el protocolo de feminicidio. 

Y así llegaron los datos de junio del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre la incidencia de los ilícitos cometidos en México. 

El Financiero se enfocó precisamente en delitos cometidos en contra de las mujeres, que en general tuvieron un alza en el primer semestre de 2021 comparado con los primeros seis meses de 2020. 

Los aumentos registrados van desde 3.8 a 51.2 por ciento, según el crimen del que se trate de los siete que tuvieron un crecimiento: feminicidio, violación simple, violación equiparada, hostigamiento sexual, acoso sexual, abuso sexual y violencia familiar. 

En el primero de estos, el feminicidio, Jalisco se ubicó en el segundo puesto en mayor número de casos en la primera mitad de este año, con 43. 

El Estado de México suma 66 casos, para colocarse en el primer sitio; Veracruz en el tercero, con 39; Ciudad de México, cuarto, con 31, y Chiapas en el quinto, con 28. 

En suma, en el periodo enero-junio de 2020 hubo 477 casos en el país, mientras que en el mismo lapso de 2021 la cifra se ubicó en 495 casos. 

Para estos lapsos registrados, el crimen que tuvo el mayor aumento fue la violación equiparada: un alza de 51.2 por ciento, al pasar de mil 909 casos durante el primer semestre de 2020 a 2 mil 887 en 2021. 

Por otra parte, a inicios de semana se dieron a conocer los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu), de acuerdo con la que una de cada cuatro mujeres en el país ha sido víctima de al menos un tipo de acoso personal o violencia sexual. 

Aquí me llamó la atención que las redes sociales, los sistemas de mensajería instantánea y los propios teléfonos inteligentes se han convertido en otros espacios que no podemos habitar o usar de una forma libre, pues en y desde la virtualidad somos agredidas. 

Quienes fueron encuestadas destacaron el envío de mensajes o publicaciones en las que se hacen comentarios sobre ellas, con insinuaciones, insultos u ofensas sexuales, sea a través del celular, correo electrónico o redes sociales, pero también está que recibieron directamente mensajes, fotos, videos o publicaciones de tipo sexual por los mismos medios. 

Pareciera que las mujeres no tenemos espacios donde podamos estar seguras, no importa si se trata de hacer activismo, de caminar por lugares públicos, de nuestros hogares o de utilizar la virtualidad. 

Las cifras oficiales nunca reflejan lo que pasa en la realidad; sin importar el delito, hay casos que jamás llegan a los registros porque no se denuncian, porque hay todo un sistema que obstaculiza recibir justicia, porque la revictimización parece ir de la mano con la impunidad. 

La violencia desde varios frentes. 

Twitter: @perlavelasco

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