Claro que el dinero es importante, porque con dinero muchas personas podemos resolver nuestras necesidades básicas y vivir dignamente. Para otras sirve para acceder a una casa lujosa y con todas las características que se deseen, como grandes habitaciones, biblioteca, jardines, alberca, gimnasio, etc..
También sirve para adquirir carros o camionetas lujosas; sofisticados equipos tecnológicos, como computadoras, televisiones, equipos de sonido, celulares y consolas de videojuegos; viajes a lugares inimaginables; consumo de comidas y bebidas deliciosas en lugares cómodos y fascinantes; eventos musicales, deportivos y culturales espectaculares; joyas preciosas, entre muchos productos y servicios más.
Por supuesto que en la historia de la humanidad el contar con enormes riquezas ha sido una preocupación y ocupación de muchas personas, pero sobre todo hoy, probablemente más que nunca, el tener la mayor cantidad posible de dinero y contar con el mayor estatus y reconocimiento social posibles se ha convertido en una obsesión, muchos viven para ello y piensan que indiscutiblemente eso los llevará a la felicidad.
En aras de conseguir ser exitosas económicamente y contar con un gran reconocimiento social, las personas dedican prioritariamente su tiempo, sus energías, su inteligencia y su creatividad, incluso descuidando, y por tanto impactándose negativamente, su salud física y mental, y sus relaciones familiares, de pareja y amistosas.
Si el contar con mucho dinero y reconocimiento social garantizara exclusivamente el ser felices, implicaría que todas las personas ricas necesariamente serían felices y todas las personas pobres serían infelices, y no, así como hay personas ricas felices e infelices, hay personas pobres felices e infelices.
La felicidad era un tema que trabajaban desde hace muchos años las y los filósofos, religiosos, artistas y músicos, pero desde hace algunos pocos años la felicidad es un tema que las y los psicólogos investigan científicamente y tienen propuestas eficaces para promoverla. La investigación sobre la felicidad ha encontrado que, entre otros aspectos, las personas que son felices se caracterizan por vivir relaciones interpersonales positivas y consistentes con su familia, pareja, amistades, compañeros y vecinos, y por ser solidarias con otros seres humanos.
Por ello, si practicamos la tolerancia, el respeto, el humor saludable y la solidaridad; si tenemos claro que nadie somos perfectos, y si dedicamos generosa y consistentemente tiempo para convivir con esas personas significativas, viviremos con ese invaluable sentimiento de felicidad.
¿Seríamos felices con nuestros éxitos económicos y laborales si no tenemos con quienes compartirlos?
¡Feliz Navidad!
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