Guadalajara 480 a�os despu�s

Guadalajara cumple hoy 480 años. La villa que fundaron 63 familias el 14 de febrero de 1542 es hoy una enorme y caótica área metropolitana de 5.3 millones de habitantes, según el censo de 2020. Durante cuatro siglos la ciudad mantuvo su carácter provinciano con un crecimiento muy lento que se desbordó a partir de los últimos decenios del siglo pasado.

De su inestabilidad inicial dan cuenta sus cuatro fundaciones en distintos lugares y en tan sólo 10 años: Nochistlán, Tonalá, Tlacotán y finalmente en el lugar donde hoy se asienta. La ciudad inicial estaba formada por 12 manzanas, hoy se extiende por 10 municipios.

Durante los primeros siglos de vida la ciudad apenas creció e incluso su consolidación como centro urbano llegó a verse comprometido. De hecho, en sus primeros años el número de tapatíos no aumentó, sino que disminuyó. De las 63 familias que se establecieron en 1542 quedaban solamente 20 un año después, según refiere el urbanista Eduardo López Moreno.

En 1651 había 3 mil 377 familias, pero en 1713 quedaban 2 mil. Es decir, en 62 años Guadalajara perdió a casi una tercera parte de su población. El crecimiento era tan lento que para 1803, Guadalajara era la cuarta ciudad del país y contaba apenas con 35 mil habitantes.

El guadalajarólogo Guillermo García Oropeza refiere a que tres siglos de su fundación, Guadalajara era una ciudad minúscula. En 300 años había crecido menos de 10 cuadras a partir del centro. “Apenas si ocho cuadritas había que caminar de la Plaza al poniente” para salir de la ciudad. Hacia el oriente, detrás de San Juan de Dios, la ciudad “apenas si terminaba media docena de calles después. Hacia el sur eran cinco cuadras”.

En el año 1900 el hoy Parque Agua Azul estaba fuera de la ciudad. Esto significa que, en más de tres siglos y medio de existencia, la ciudad creció sólo poco más de 2 kilómetros. Pero a mediados del siglo 20 la expansión de la ciudad se desbordó.

A principios del siglo pasado la ciudad tenía apenas 100 mil habitantes. Esa cantidad se duplicó en apenas 40 años. A partir de los años 60 el crecimiento fue explosivo. Si durante tres siglos el aumento de la población fue, en promedio, de 279 habitantes por año, en los años 90 fue de 440, pero por día. Las gráficas de crecimiento, tanto de la población como de la extensión de la ciudad, se parecen a las de los contagios de Covid en las famosas olas. En los años 90, la zona metropolitana crecía cada año el equivalente a la ciudad de Autlán.

La expansión de la ciudad se ha dado de una manera anárquica que privilegia los intereses privados sobre los bienes públicos. La especulación inmobiliaria, la corrupción y la falta de una planeación urbana adecuada y que se haga cumplir han derivado en el caos urbano que hoy sufrimos.

Carecemos de visiones urbanas de largo plazo. Se suele gobernar con base en ocurrencias y cálculos políticos inmediatos. Persiste la corrupción en la asignación de permisos de construcción, que se dan sin considerar los impactos que los nuevos asentamientos traerán a la comunidad. Primero se construyen las viviendas y luego se piensa en los servicios. No es raro encontrar que lo que hace una autoridad, lo destruye la siguiente. La ciudad se gestiona con parches y remiendos. No somos capaces de ponernos de acuerdo sobre cómo hay que resolver los grandes problemas urbanos que aquejan a la ciudad. Mientras continúen estas prácticas seguirá degradándose la calidad de vida de quienes, pese a todo, tenemos la fortuna de habitar en Guadalajara.

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