Molestia sin garant�as

2022-02-13 06:00:00

Los actos de molestia injustificados por parte de autoridades policiales hacia la ciudadanía son más comunes de lo que uno se imagina y no tendrían por qué ser así en absoluto. Pero el miedo puede más sobre nosotros. 

Como cuando una persona va al proctólogo o al ginecólogo. No es algo agradable ni la mayoría de la gente disfrutaría ese tipo de procedimiento invasivo. Sin embargo, acceden por el miedo a un mal mayor y permanente. 

Pues un mal inmenso y permanente se cierne sobre nosotros en forma de delincuencia común y delincuencia organizada desbordantes, tanto como para que el gobierno estatal y los municipales lleguen al extremo de institucionalizar una práctica tan molesta como las volantas, ahora denominadas Módulo Seguro, también conocidas como retenes. 

La primera reacción de las cúpulas empresariales fue respaldar la medida emergente, que el gobernador anunció en un contexto de una permanente disputa violenta entre distintas células criminales y a unos días de la noticia que cimbró la sensibilidad de una gran parte de la sociedad, que fue la desaparición y el asesinato del joven Eduardo Salomón, de tan sólo 16 años. No es que otros crímenes no causen la indignación de las personas, sino que ese caso inspiró especial simpatía por la víctima, porque era un joven tranquilo que definitivamente no tenía actividad delictiva alguna, quien se sacrificó por sus hermanos y fue considerado un héroe. También porque el grupo de personas que se lo llevó irrumpió intempestivamente en su casa, como podría haberse metido una bola de criminales a la casa de una persona cualquiera que no tenga que ver con el crimen. Y ahí es donde flaquea el argumento recurrente del gobernador Enrique Alfaro Ramírez y de sus súbditos, que consiste en criminalizar a las víctimas y relacionarlas con actividades ilícitas. No solo le pasa a personas que delinquen, sino que le puede pasar a cualquier persona con una vida honesta. 

El 20 de diciembre de 2021 un hombre desató una persecución policial porque no se quiso parar a que unos agentes le hicieran una revisión de su vehículo en Zapopan y terminó luego de que los oficiales de San Pedro Tlaquepaque incluso dispararan contra la camioneta, aunque no le atinaron. Finalmente, el conductor volcó hacia un canal de aguas y ahí se acabó la carrera luego de varios kilómetros de maniobras y rebases. Resultó que iba tomado y que le dieron miedo los policías. No había cometido ningún delito ni ninguna falta, sino solamente no querer detenerse cuando los agentes de una patrulla se lo indicaron sin justificación. 

Y esos casos quedan impunes. Los policías se van sin siquiera ofrecer disculpas por sus atropellos porque se justifican diciendo que, si no tienen nada que temer, cooperarán, serán mansos, se dejarán manosear y vulnerar en su propiedad, en su intimidad, en su privacidad. Todo con la promesa de que de esa manera encontrarán a algunas personas portadoras de armas y podrían evitar crímenes. 

Pero no hay evidencia de que ese tipo de retenes haya funcionado alguna vez. Las personas no tendrían por qué aceptar que se les moleste de esa manera en su tránsito por la ciudad. 

Muy distinto es, por ejemplo, el operativo Salvando Vidas, que sí ha tenido un impacto en modificar los hábitos de conducción de las personas para evitar hacerlo alcoholizadas o para evitar a las autoridades en sus puntos de alcoholimetría. En ese operativo no hay revisión del vehículo, los agentes solamente piden soplar al dispositivo por la ventanilla y la persona puede seguir con su camino sin otra intromisión. Pero con las nuevas volantas no hay esa garantía, por mucho que ofrezcan videograbar las actuaciones. 

Twitter: @levario_j

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