Deslinde de la barbarie

2022-03-08 06:00:00

México dejó ir la oportunidad de construir la paz en los estadios. Las medidas anunciadas por la Liga MX son mejoralitos insustanciales. 

Eventos como la barbarie que sucedió en La Corregidora han sucedido antes, pero a ese nivel, nunca. Requería medidas inéditas. 

El primer culpable es el municipio de Querétaro como responsable del territorio. No actuaron a pesar de los antecedentes de violencia desde 2006 (se registran al menos cuatro enfrentamientos). No supervisaron que Gallos Blancos tomara medidas para garantizar el orden. No pusieron antimotines para controlar la violencia desatada. No actuaron inmediatamente para detener a los hinchas. No comunicaron nada en sus redes. Todo mal en el gobierno del panista Luis Nava Guerrero. 

Luego el Club Gallos Blancos. Hicieron la contratación de una empresa de seguridad hechiza. No pidieron más seguridad al estado. No previeron el numeroso contingente de aficionados del Atlas que fue a La Corregidora. Fomentaron, como lo han hecho todos los clubes mexicanos desde Pachuca en 1996, la creación y el desarrollo de las barras. Por extensión, la Liga MX es corresponsable de esta situación que llegó relativamente tarde a México, luego de ver tragedias en Europa y América Latina. 

Con los videos que circularon en redes sociales se desarrolló una suerte de histeria colectiva. Al ver cuerpos inertes, desnudos y maniatados, con sangre, mucha gente comentó que esta tragedia escalaría en decenas de asesinados. 

Un viejo amigo mío, editor de varios periódicos, decía que el buen lector tiene todo el derecho de decir lo que se le pegue en gana. Son soberanos. No así un periodista. Estos profesionales deben captar, preguntar y entender los datos con método para intentar llegar éticamente a la descripción de los hechos. 

Es entendible que en un evento tan traumático haya testimonios de aficionados que afirman que vieron decenas de muertos. Es comprensible la desconfianza al gobernador cuando los niega. Sin embargo, la autoridad es la única que determina si hay muertos o desaparecidos. 

Demasiados periodistas ansiosos dieron cifras de muertos, estimulando todavía más la psicosis colectiva. 

Con todo, La Corregidora debe ser parteaguas para erradicar la violencia del futbol nacional. Vamos a la historia para cambiar el futuro. 

Aunque hay casos como el argentino o el catalán con diversos niveles de éxito en la contención de las barras, elijo concentrarme en Inglaterra. 

Los hooligans trajeron tragedias como Heysel (39 muertos) y Hillsborough con 96 víctimas que provocaron una transformación de la Liga inglesa de ser la más peligrosa del mundo a la más exitosa en todos los ámbitos: deportivo, económico y social. 

En resumen, el gobierno central intervino porque era un fenómeno sociocultural. Se crearon y aplicaron leyes para atender el fenómeno, con esto enviaron a la cárcel a más de 5 mil hooligans. Se prohibió el consumo de alcohol en los estadios. 

Se crearon cuerpos policiacos especializados en el manejo de masas. Se infiltraron en esos grupos. Cada club formó personal especializado –llamados stewards– para manejar a los asistentes dentro de los estadios y dejar que la policía operara afuera. 

Se crearon planes de emergencia según el riesgo de cada partido. 

Luego vino la tecnología: creación de circuitos cerrados de video, sistemas de identificación, bases de datos y credencialización para la compra de boletos. 

El estado ayudó financieramente a los equipos para la aplicación de las medidas con créditos. Renovaron y construyeron estadios, entre otras medidas. Tomó casi una década cambiar el rostro del futbol inglés. 

A Diderot le atribuyen la afirmación que “del fanatismo a la barbarie sólo media un paso”. En México, cada fin de semana, cientos dan ese paso violento y hoy elegimos seguir tolerando hasta que los muertos lleguen. 

Twitter: @cabanillas75

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