Franquicias del terror

2022-03-13 06:00:00

Vivimos en un polvorín. Un polvorín donde caen las chispas que producen distintas facciones en sus disputas por el poder. Un polvorín que en cualquier momento puede estallar.

¿A quién le da tranquilidad el incremento de agentes federales en Jalisco? ¿A quién le beneficia? Hemos visto cómo a lo largo de los años los militares han ido incrementando su presencia en las calles de una manera desproporcional respecto a la cantidad de agentes policiales. Tanquetas artilladas rodando cotidianamente por las avenidas. Sobrevuelos de helicópteros de manera regular. Elementos de la Guardia Nacional asumiendo funciones que anteriormente eran atribuciones preponderantemente de los cuerpos de seguridad civiles, es decir, de policías.

Pero el incremento de personal y de armas en el lado de la ley no ha frenado también una escalada armamentista de los grupos criminales, que en muchas ocasiones tienen una preparación militar similar a la de las fuerzas constitucionales. Las milicias del narco se han multiplicado y han tomado regiones enteras como bastiones para defender su dominio territorial a lo largo del país. Jalisco ha sido territorio controlado por un cártel en la última década, aunque su control no ha carecido de rivales dispuestos a incursionar por todos los puntos cardinales para incrementar las ganancias de sus negocios ilícitos, principalmente del narcotráfico, pero también otros como extorsiones y secuestros.

Cuando en Colima sobrevino una ola de asesinatos vinculados a la delincuencia organizada, dijeron que blindarían Jalisco. Lo mismo han hecho en reiteradas ocasiones ante actos violentos en los municipios de Michoacán limítrofes con Jalisco, en los de Guanajuato y en los de Zacatecas. Cuando no hay un enfrentamiento en la región de los Altos, lo hay en la región Sur o en la Norte. A veces simultáneamente en dos o más de ellas.

Con la guerra de Rusia en Ucrania se ha hablado mucho de la disuasión para evitar los conflictos bélicos y un ejemplo de ello era Suecia, cuya cantidad total de fuerzas militares y armamento es muy superior a la de cualquier otro país de su tamaño de población. Al ser limítrofe con Rusia, los suecos han establecido constitucionalmente una serie de medidas para disuadir al gigante ruso de una posible invasión en cualquier momento, que pudiera tener para ellos un costo mucho mayor a los beneficios que pudieran percibir de intentar someter a esa nación.

Sin embargo, en México el gobierno no ha logrado disuadir con una mayor capacidad de fuego a los grupos criminales regionales y, al contrario, se han ido acrecentando sus fuerzas paramilitares con ojos y oídos en todos lados. En Jalisco, esos grupos de la mafia tienen sometidas a las autoridades de las comunidades fuera del Área Metropolitana de Guadalajara, de manera que, si no colaboran con sus objetivos de negocios, sus vidas están en riesgo y reiteradamente ha habido asesinatos de políticos y de agentes policiales que han obstaculizado de alguna manera las ganancias de los grupos criminales.

Aquí no hay miedo a un Ejército grande y bien preparado, ni las fuerzas civiles tienen la capacidad de hacer frente a la omnipresencia del cártel a través de sus múltiples células. Aquí los grupos de una misma gran organización operan con una relativa autonomía que impide que la caída de algún capo incida en las operaciones del resto de las células de negocios. Una especie de franquicias del terror.

Por ello, la incursión de más fuerzas federales como un gran corporativo con esas franquicias no es ninguna garantía de restauración del estado de derecho, ni del respeto a los derechos humanos, ni de seguridad.

Twitter: @levario_j

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