Tirar agua sin culpa

2022-03-23 06:00:00

Parece que de los inconvenientes ocasionados por la pandemia de Covid-19 muy poco aprendimos en cuanto a cuidar nuestros recursos naturales. Y pese a que hace dos años todo se paralizó y vimos cómo comenzó a recuperarse el medio ambiente por la quietud del humano, no se aprendió la lección ni por autoridades ni por empresas. 

El respeto a los recursos naturales, que son limitados, es una máxima que se olvida en la capital del estado. La semana pasada quedó demostrado que se desperdicia el vital líquido a la mirada de todos y nada pasa, y parece que nadie se da cuenta. 

El 15 de marzo se llevó a cabo la primera edición de la Feria del Empleo por parte del gobierno municipal de Guadalajara y la inauguración se hizo con bombo y platillo porque presumían que se retomaba una actividad que la pandemia había pospuesto y ahora podrían dar trabajo a muchas personas, pero al día siguiente el escenario de sólo bondades cambió porque nos dimos cuenta de la facilidad de tirar a la alcantarilla cuando menos 16 mil litros de agua en menos de una hora. 

Sorprende que así de fácil se abra la llave a cada contenedor de mil litros para dejar correr el agua potable almacenada y que servía de peso para detener los toldos de esa feria. Cuando menos contamos 16 contenedores, que representan 16 mil litros de agua que corrieron hasta la alcantarilla más cercana que fue la ubicada a la salida del estacionamiento subterráneo cercana al Teatro Degollado. 

La escena de este desperdicio era como si hubiera acabado de llover y hubieran quedado charcos en medio de la Plaza Liberación y simplemente se esperaba que el Sol la evaporara o que por gravedad escurriera hasta desaparecer. Y así pasó. 

Lo preocupante es que tras esta denuncia que se hizo pública y que hasta había video para mostrar lo ocurrido ni una sola voz se levantó de manera espontánea para denunciar el hecho, pero sobre todo para garantizar que no vuelva a ocurrir tal atrocidad. 

Ya viene la época de estiaje, los tandeos y las quejas de ciudadanos que carecerán de este vital líquido por varios días y es cuando desearán haber tenido parte de ese líquido que corrió. 

Esta práctica de la empresa contratada para dar este servicio de toldos es común y no se ha corregido ni con el paso de los años, según los barrenderos y boleros de esa plaza que tienen años observando el mismo suceso sin que se haya levantado la voz con fuerza para aprovecharla y usarla para riego. 

Ni el alcalde tapatío, Pablo Lemus, ni regidores ni organizaciones civiles defensoras del medio ambiente levantaron la voz públicamente para evitar que vuelva a ocurrir este desperdicio del agua, aun cuando se trata de un tema que da votos y aplausos si se comprometen a corregir. ¿Quizás porque había cuando menos una pizca de culpa? 

Tampoco los diputados, que dicen representar a los jaliscienses, que todos los días transitan por esa plaza se preocuparon por este hecho, ni aquéllos que dicen estar cercanos a la gente y comprender sus problemas y que salen a la calle para recorrer sus distritos porque se quedaron callados. 

Aquí es necesario levantar la voz porque de lo contrario esto podría volver a ocurrir si en estos momentos no hay un compromiso claro de evitarlo. 

De aquí en adelante tenemos todos que convertirnos en vigías de todos los eventos públicos y privados donde usen toldos que se sostengan por el peso del agua para ver qué harán después con ella, si se reutilizará como una señal de haber aprendido la lección o se sigue desperdiciando. 

Es urgente mostrar con hechos las buenas intenciones y no solo déjalo en discursos políticos sin traducirlos en acciones contundentes. 

Es tiempo de ser congruentes, mostrar iniciativa y compromiso con dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontramos. Si lo hacemos, ya dimos un paso muy importante. 

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