Buscadores, horror y esperanza

2022-04-03 06:00:00

El surgimiento del grupo de Jóvenes Buscadores de Jalisco es una noticia que produce esperanza y horror. Horror y esperanza que definitivamente echan abajo la confianza en las instituciones. 

Los cadáveres y partes humanas de personas desaparecidas que han encontrado esos buscadores en su lucha por acceder a la justicia y encontrar a sus seres queridos que les fueron arrebatados, si bien son un logro en cuanto a la localización de víctimas, en realidad son una derrota de las autoridades porque esos hallazgos demuestran cuán indolentes han sido para buscar. 

Curiosamente, luego de que en 2020 alcanzamos una cifra récord de localización de personas exhumadas de fosas clandestinas con casi 600 personas, la cantidad disminuyó dramáticamente en 2021 y no fueron ni 300 las personas localizadas en ese tipo de lugares. No tiene ningún sentido que las desapariciones de personas sigan creciendo desmesuradamente (mucho más que las cifras oficiales y que las versiones amañadas del gobierno de Jalisco) y que, en cambio, se haya reducido la cantidad de hallazgos. Y es que la explicación no es que hayan inhumado a menos personas, sino que las dejaron de buscar. 

Enero de 2020 se mantiene como el mes con mayor cantidad de víctimas exhumadas en fosas clandestinas en toda la historia de Jalisco, con 164. Fue todavía poco antes del inicio de la emergencia sanitaria y se debe a los hallazgos realizados en la localidad de El Mirador, en Tlajomulco de Zúñiga. Con la pandemia, las actividades de exhumación se frenaron y la Fiscalía agarró un ritmo más pausado para dar indicaciones de realizar las labores forenses en distintos sitios que tenían pendientes, como el sitio de inhumación de Juanacatlán en el poblado de El Saucillo o las fosas clandestinas de Zalatitán, en Tonalá. 

Ante la presión de colectivos, a regañadientes los agentes intervenían lugares como la Presa El Coco en Chapala o la localidad San José de Gracia, en Tepatitlán de Morelos. Por cierto, de ese lugar es hora en la que no sabemos exactamente qué encontraron ahí, más allá de las declaraciones que llegaron a hacer el ex fiscal Gerardo Octavio Solís Gómez y la fiscal especial Blanca Jacqueline Trujilo Cuevas de cantidades de lotes de segmentos óseos localizados y de miles de casquillos. Aparentemente era un campo de tiro para el entrenamiento de la delincuencia organizada y todo hace pensar que ahí incineraban a algunas víctimas, pero las autoridades solamente han confirmado la primera parte y no se ha abordado el tema como un posible campo de exterminio también. 

Todo ello significa que, si no se les obliga, los funcionarios públicos estarán buscando procurando no encontrar. Se entiende que los recursos humanos y materiales son escasos, pero eso no justifica que la Fiscalía y los peritos posterguen el trabajo de un problema tan urgente como lo es la búsqueda de personas y de justicia por sus desapariciones. 

Entonces, ahora que ya tenemos buscadores locales dispuestos a ir a aquellos lugares donde la gente sabe que hay personas desaparecidas, asesinadas y enterradas, podemos esperar que este año se elevará significativamente la cantidad de hallazgos debido a la presión que están metiendo los propios familiares de las víctimas para localizarlas. Ahí está la esperanza de muchas familias de encontrar paz, finalmente, ante su angustia permanente de no saber qué pasó con las personas ausentes y de saber que las autoridades no hacen lo suficiente, no hacen lo que están obligadas a hacer. Ahí está también el terror de que mientras más escarbes, puedes estar seguro de que más podredumbre hallarás en las tierras y las instituciones de Jalisco. 

Twitter: @levario_j

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