Morena, en caballo de hacienda

2022-05-11 06:00:00

No hay sorpresas. La más reciente encuesta del Grupo Reforma coloca a Morena, a Ebrard y a Sheinbaum a la cabeza de las preferencias ciudadanas como el partido y los perfiles mejor posicionados a nivel nacional de cara a la elección presidencial de 2024. Por Morena votarían 47 por ciento de los entrevistados, por el PAN, 19 y por el PRI, 18. 

Hay muchas razones para explicar este escenario, la principal es que a la llamada alianza opositora Va por México se le han ido cuatro valiosísimos años peleando de manera frontal contra el presidente más popular y populachero de los últimos sexenios. El desgaste de las batallas diarias contra el mandatario los ha dejado exhaustos y sin posibilidades de presentar un proyecto alternativo de país, y este enorme vacío lo llena el propio AMLO. 

Más allá de sus muchos yerros como gobernante, Andrés Manuel ha manejado con acierto su discurso y ha sido escrupuloso al elegir sus conflictos y sus adversarios. Sin duda es el hombre más poderoso de México, políticamente hablando, pero se ha encargado de convencer a la mayoría de las y los mexicanos que los verdaderos poderosos están fuera de su gobierno, que son personajes oscuros y corruptos que no querían un cambio en el país para seguirse sirviendo del poder y que por esa razón lo detestan a él y a su 4T. La receta discursiva le ha funcionado a la perfección por una sencilla razón: es verdad. 

Lo que ha ocultado y negado AMLO es la contraparte de esta historia: los rasgos oscuros de su gobierno, sus propios corruptos y gandallas, las omisiones y los abusos de autoridad que funcionarios cercanos a él y gobernantes de Morena han cometido en nombre de la 4T, pero la obligación y necesidad de contar bien este relato ha sido de la oposición y en tres años y medio no han podido. Han fracasado. Y no es que no lo hayan intentado, pero su propia historia como PAN, PRI y PRD los imposibilita para hablar de valores, de ética pública y de honestidad. La ecuación que está detrás del resultado de la encuesta de Reforma es la misma: la gente le cree más a AMLO que al PRIAND. 

Ebrard y Sheinbaum han crecido en su nivel de conocimiento a nivel nacional se han posicionado sobre el resto de los aspirantes internos y, por tanto, cargan con los desafíos incumplidos del gobierno federal –sobre todo en materia de seguridad–, con el golpeteo de las tribus y con el accidente de la Línea 12. A cambio disponen de una marca partidista rentable y su altísima popularidad. Sheinbaum goza de la simpatía mayoritaria de los morenistas, Ebrard es mejor visto por el público que no simpatiza con Morena. El camino para ellos –en estos últimos dos años de gobierno– será sinuoso, incierto y con muchos riesgos. 

Del lado de la oposición la cosa está más que complicada. Los tres partidos que conforman la alianza opositora (PAN, PRI y PRD) no parecen encontrar a una o un candidato que represente los intereses de todos y sea capaz de hacerle frente a la jefa de Gobierno o al canciller. Los acuerdos entre estos tres partidos les han alcanzado para ir juntos en elecciones estatales, pero para la grande el asunto está en chino. 

Por último, MC se ha mantenido al margen y en algunos estados le ha sido muy útil a las y los candidatos de Morena, al fragmentar el voto opositor. Tiene entre su membresía al tercer candidato presidencial mejor colocado, Luis Donaldo Colosio, pero no cuenta con estructura partidista a nivel nacional que haga contrapeso al trabajo electoral que las y los gobernadores morenistas ya han montado en sus respectivos estados. Así las cosas, parece que la elección interna de Morena podría decidir no sólo a su candidato, sino a la o al próximo presidente de México. 

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