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(Foto: Cortes�a EFE)
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Campesinos mexicanos buscan proteger la tradición de los habitantes prehispánicos de la península de Yucatán de cosechar elotes tiernos para elaborar atole nuevo y pibinales, elotes cocidos bajo tierra en lengua maya, para ofrendar a sus dioses como agradecimiento por un año más de vida.
“Esa tradición se está perdiendo por culpa de animales como el pizote, el tejón y el jabalí que se comen las cosechas, pero hay otras causas más importantes: las condiciones climáticas y el desinterés de las nuevas generaciones”, explicó Salvador Canul Chi, de 66 años y originario de Dzoncauich.
A las 3 de la madrugada, mientras su nuera María del Rosario Chan preparaba el atole nuevo para llevar a la milpa y ofrecer en jícaras a los dioses mayas, el campesino lamentó que esa deliciosa tradición que heredó de sus padres y abuelos se esté “acabando”.
El atole nuevo es una bebida elaborada con elote tierno, que inmediatamente después de la cosecha se desgrana, se lleva a moler y la masa se remoja toda la noche “para que tenga un sabor un poco agrio y dulzón”.
Las familias generalmente usan 25 kilos de masa nueva y 30 kilos de azúcar para elaborar 7 u 8 ollas de atole que servirán para obsequiar con pibinales entre los invitados a un rezo especial de agradecimiento al Santo Patrono de cada comunidad de Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Salvador Canul asegura que, por más que sea una tradición, cada vez se olvida más.
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