Porque soy mayor�a

2022-11-23 06:00:00

“Porque puedo”, “porque quiero” y “porque soy mayoría” son algunas de las justificaciones que últimamente se escuchan dentro del palacio legislativo por parte de quienes dominan numéricamente la votación.

Todos sabemos que quienes tienen la mayoría en una democracia son los que toman las decisiones, y así debe de ser, sobre todo cuando se trata de las elecciones constitucionales; sin embargo, la forma en que se opera es lo que debe analizarse y cambiarse.

Siempre se han usado las aplanadoras de las mayorías en las discusiones dentro del Poder Legislativo, pero la actual legislatura, la que iba a marcar la diferencia por ser mayoría de mujeres, podrá pasar también a la historia por ser la más impositiva sin dar argumentos.

En cada discusión importante de sesiones del pleno o de comisión suele ser recurrente que los acuerdos se toman con el argumento “porque soy mayoría”, sin tener la cortesía que había en el pasado de buscar convencer con argumentos, y si no lo lograban entonces aplicaban la mayoría de votos.

En este último año, el jaloneo entre diputados de oposición minoritarios y la bancada parlamentaria con más número de integrantes ha tenido fricciones fuertes por los disensos y la negativa de discutir los temas a votar, y cada vez es más evidente que sólo buscan ganar e imponer lo que se dicta fuera del edificio legislativo.

Desde la pasada legislatura había salido a relucir el interés de sacar con prontitud cualquier propuesta que enviara el gobernador Enrique Alfaro, y en esta legislatura mantuvieron esa postura, usando malas formas, porque ya ni siquiera se preocupan por simular que están siguiendo un procedimiento legislativo o respetando lo que dice la ley.

Nunca en la historia reciente había pasado, como ahora, que el análisis de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos 2023 de todo el estado se hiciera en un solo día, sin dar oportunidad a revisar a detalle cada apartado, y tomar en cuenta las propuestas de otros grupos parlamentarios.

Simplemente se decidió que este martes tenía que salir sin importar el atropello entre citas de sesiones, que una semana antes estuvieran ocupados en la glosa del cuarto Informe de Gobierno sin poder atender este tema o que no se haya hecho una consulta amplia a todos los sectores.

En esta legislatura también ha predominado la falta de respeto no solo en los tiempos para arrancar las sesiones de comisión y de pleno, sino también en la forma de dar la palabra y respetar las intervenciones cuando las dirigen.

Ha sido una constante que los diputados en contra de las propuestas que lleva el titular de la comisión o del pleno ignoren las peticiones de intervención cuando deberían darles la palabra, pese a que fuera reiterativo e intencional estar interrumpiendo.

También ocurren fallas en la comunicación y respeto cuando los legisladores hacen preguntas o respuestas, y simplemente por carecer de habilidades para contestar de manera evasiva optan por imponerse de manera autoritaria censurando las respuestas, negando la palabra o simplemente ignorando las peticiones.

Dentro de cada periodo siempre hay quienes toman el micrófono con demasiada frecuencia, quizás hasta el hartazgo, pero siempre habrá formas respetuosas de torear las intervenciones o ponerlos en su lugar sin abusar de su autoridad. Pero para eso hay que conocer puntualmente la ley y el reglamento orgánicos y don de la palabra para poder sortearlos sin caer en malas prácticas.

El uso de la fuerza debe usarse sabiamente y justificadamente. Lo que pasa en la 63.ª Legislatura es soberbia y abuso de poder y muy pocas veces solidaridad y empatía, al fin y al cabo es poder que no quieren perder ni compartir de ninguna forma porque son mayoría.

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