�In extremis�

2023-01-05 06:00:00

Hoy se cumplen dos años del asalto al Capitolio estadounidense y apenas el pasado diciembre se salieron a la luz pública dos trabajos que dan cuenta de esa fatídica fecha: uno, el Reporte final del Comité Selecto para investigar el ataque del 6 de enero al Capitolio de los Estados Unidos; y otro, Impensable: trauma, verdad y los infortunios de la democracia estadounidense de Jaime Raskin. El primero es un texto producto de la investigación realizada por miembros de un Comité especial de la Cámara de Representantes sobre los acontecimientos del 6 de enero de 2021; el segundo es un testimonio del congresista Raskin, miembro del Comité, testigo de los eventos aciagos de ese día.

El reporte de casi 900 páginas concluye, una vez recabada información vital y evidencia precisa, además de las deficiencias de seguridad del 6 de enero, de la existencia del plan del presidente Trump para anular las elecciones de 2020. Ese día los congresistas debían reunirse para ratificar la decisión del Colegio Electoral del triunfo de Biden. Sin embargo, con todo el poder del Ejecutivo, Trump movió cielo, mar y tierra para evitar la confirmación y declarar que la elección había sido fraudulenta. Como último recurso, envió un mensaje llamando a sus huestes a “recuperar su país” y a “detener el robo”.

En algunas declaraciones de los involucrados en el asalto al Capitolio decían que ese día se sentían como los franceses cuando embistieron La Bastilla, incitados por la convocatoria de Trump. Muchos de los asaltantes, dos años después, dicen sentirse avergonzados por haber puesto en peligro la democracia y el Estado de derecho en ese país.

El mismo vicepresidente Mike Pence recibió amenazas e insultos de Trump por negarse a desconocer la validación de la elección. Justo antes de la reunión, Pence declaró que su papel en la sesión conjunta era “en gran medida ceremonial” y que no tenía el poder ni la intención de anular los votos de los estados. Otros congresistas –entre ellos Ted Cruz– que antes hacían suyos los alegatos de Trump un día después del asalto cambiaron su posición, denunciaron el ataque y al final aprobaron la decisión del Colegio Electoral.

El Comité recomendó que, quienes se hayan involucrado en la “insurrección” (claro, entre ellos Trump y algunos de su círculo cercano), deben ser “inhabilitados para ocupar un cargo federal o estatal en el futuro”.

Por otro lado, el segundo texto y más emotivo por su contenido, aunque con detalles del asalto de marras, fue escrito por el congresista Jaime Raskin, apenas en recuperación por la pérdida de su hijo (el 31 de diciembre se había suicidado después de años de luchar contra la depresión), donde lamenta “el autoritarismo violento y el fascismo, las espantosas plagas biológicas e ideológicas desatadas por autócratas y demagogos, y las amenazas mortales de depresión, desaliento y desesperación”, experimentado el último día de 2020 y los primeros de 2021.

Raskin, un consumado defensor del constitucionalismo (catedrático por muchos años de esa materia en la Universidad de Washington) se consideraba a sí mismo como un “optimista constitucional”. Con relación a los eventos del 6 de enero citó en su texto a Madeleine Albright (Fascismo: una advertencia, 2018): “el fascismo (/populismo) no es un sistema ideológico fijo, sino más bien una estrategia para tomar y mantener el poder”.

El asalto al Capitolio invita a reflexionar lo que sucedería si, en las elecciones presidenciales de 2024, Morena pierde: entonces se pondrán a prueba las palabras del presidente López Obrador de que los pobres son una estrategia política para asegurar el voto.

Twitter: @ismaelortizbarb

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