Prensa de calidad o propaganda, el dilema gubernamental

2023-01-23 06:00:00

El análisis de lo que sucede en el ejercicio de observación sobre lo que ocurre en el ámbito de la gestión pública recae desde hace varios siglos en la función periodística que, desde los inicios renacentistas, formó parte de un esquema complejo de relaciones oscilantes porque la prensa se constituye en un ámbito ciudadano de observación respecto de lo que sucede en el espacio público y analiza las decisiones de los representantes gubernamentales.

En la historia de estos dos campos complejos de gobierno y ciudadanía, los acercamientos y conflictos se han presentado de manera permanente porque se genera una suerte de auditoría ciudadana a través de la prensa aunque, del otro lado de la moneda, también han existido momentos de connivencia en los que la función periodística no pasa a un plano informativo, sino propagandístico.

Los criterios de selección de personal en los medios de comunicación, la formación en la que se transmite el saber hacer a los periodistas y el código de ética de un medio forman parte sustancial en el esquema que articula la descripción de los acontecimientos, la forma en la que se relatan y el análisis con el que se evalúa la acción gubernamental. No se trata, en consecuencia, de un medio propagador de la perspectiva de gobierno, básicamente por el hecho de que el medio constituye una institución privada, por lo tanto, forma parte del esquema de entidades ciudadanas a las que se dirige un gobierno. En tales condiciones se espera de los medios, como lo ha sido la prensa en toda su historia, un trabajo de análisis que provea a los ciudadanos de elementos de calidad para sus respectivas tomas de decisiones.

El ejercicio de crítica proyectado desde la prensa definitivamente ha generado diferentes tipos de confrontaciones con los espacios de gobierno que se han presentado como controversias complejas en la medida en que los órganos gubernamentales, disponiendo de los instrumentos que ofrece el Estado, reaccionan con mayor o menor virulencia, al confundir el poder de representación con el del ejercicio de una facultad desvinculada de la representación y que, consideran que el ejercicio del poder constituye una facultad especial sin rendición de cuentas.

Víctor Meza, investigador de CLACSO (2002), recuerda una de las sentencias que emitió Napoleón Bonaparte respecto del trabajo de la prensa de sus días: “La libertad de prensa, dijo el emperador, debe estar en manos del gobierno, la prensa debe ser un poderoso auxiliar para hacer llegar a todos los rincones del imperio las sanas doctrinas y los buenos principios. Abandonarla a sí misma es dormirse junto a un peligro”.

Cuando la crítica gubernamental se dirige a la prensa y se le identifica como una entidad que se encuentra fuera de la simpatía del gobernante no significa que deba transformarse la función de la prensa en un aparato de propaganda. Precisamente, la condición ciudadana de la estructura en la que se coloca el derecho de información y prensa faculta, desde la perspectiva ciudadana, que existan órganos que ofrezcan información y análisis puntual para una adecuada toma de decisiones de los ciudadanos.

Los diferentes espacios de gobierno han generado un clima de confrontación con los medios, sin embargo, la interpretación que deberían poner en consideración es que se confrontan con la ciudadanía por el carácter de función social que representan éstos. La información de calidad es un derecho ciudadano y no una concesión gubernamental. Aún en la época del autoritarismo en nuestro país, el ejercicio de información, crítica y análisis constituyó un sector de profundo peso y significado en el desarrollo de la sociedad y son las mismas condiciones en las que puede entenderse ahora, la proyección de información de calidad.

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