Transformaci�n de la narrativa y la aparici�n del proselitismo

2023-05-15 06:00:00

El ejercicio presidencial de llevar a cabo un sistema de comunicación en el que se concentra un importante número de temas por desarrollar manejados exclusivamente por el presidente como la única alternativa de comunicación que incluye, al mismo tiempo, no solamente la comunicación sino, en principio, las decisiones sobre los temas que se abordan, comenzarán a ver cambios importantes en el horizonte mediato.

El ejercicio de la rendición de cuentas se modificó sin que, necesariamente, se tratase de una efectiva rendición de cuentas, sino de un ejercicio de modelamiento de la forma de proyectar y percibir, no al gobierno, sino al presidente y más específicamente, a la persona que encabeza el Poder Ejecutivo.

El ejercicio que realiza el presidente conocido como La Mañanera ha constituido una forma de comunicación con las bases de su partido, que transformó el escenario de comunicación de la administración pública en una pauta con un sustancial sesgo de línea partidista. De esta forma, la construcción de sus modelos de rendición de cuentas entra en una importante contradicción al señalar a unos hipotéticos “enemigos”, “nuestros enemigos”, banalizando el hecho de que en el ejercicio de las libertades democráticas, diversos sectores sociales tienen el mismo derecho de manifestar sus posiciones respecto a la conducción del gobierno y ahí entra un escenario que va a constituir un verdadero reto para la nueva administración federal.

La primera sesión matinal de información fue el 3 de diciembre de 2018 y de esa fecha hasta ahora se han llevado a cabo más de mil 76 sesiones en más de mil 600 días de gobierno. La construcción de la agenda es la que proyecta el Ejecutivo con lo que, diferentes aspectos de la administración pública no quedan en esos encuadres, de forma que se reducen los temas exclusivamente considerados en las proyecciones presidenciales.

De esa forma, asuntos como el alarmante crecimiento del fenómeno de las desapariciones forzadas, el progresivo incremento de los altos índices de homicidios, el fracaso del Instituto de Salud para el Bienestar, el complejo y creciente problema migratorio con Estados Unidos que nos coloca como tercer país receptor de amplias oleadas de migrantes, la militarización de las funciones de policía civil que se intentó trasladar a funciones de las Fuerzas Armadas, no constituyen los ejes de análisis presidencial. Muy particularmente se ha abundado en cuestiones tales como la de “los adversarios”, como el caso de la presidente de la Suprema Corte de la Nación. Sin embargo, el presidente cuenta con una amplia estimación emocional de las audiencias a las que se dirige.

Sustituir las funciones de la estructura institucional por la narrativa del presidente tiene una funcionalidad efectiva sobre la persona que encabeza el Ejecutivo; sin embargo, no ha habido un claro ejercicio de rendición de cuentas y, por otra parte, tampoco un esquema en el que surjan y se desarrollen en esa línea de información, las diferentes instancias que tienen esas obligaciones por parte de los diferentes escalafones de la administración pública.

Aún queda año y medio de esta administración, sin embargo, la transformación de las prioridades se modificará sustancialmente con la definición de las candidaturas presidenciales, las de su propio partido y las de las ambivalentes oposiciones y, a partir de ahí, comenzará el tránsito hacia otras formas de gobernar y de informar. De ahí, pues, el reto no será el de construir una plataforma de comunicación, sino una de gobierno que tendrá un pesado antecedente de confundir administrar con narrar.

El siguiente paso será la definición de la o el candidato sucesional y, a partir de ahí, un presidente y un candidato transitando paralelamente y con ello, la transformación de la narrativa. La pregunta es: ¿cómo se transformará el gobierno y no la comunicación?

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