Es comprensible que me llamara muy gratamente la atención que la Universidad de Guadalajara, mi alma máter, estuviera presente en el programa que nos hicieron llegar, de la celebración de los 45 años de la reapertura del consulado de México con sede en la mediterránea ciudad de Barcelona, capital de Cataluña.
Era el caso de que la función, después de unas breves palabras explicativas de Claudia Pavlovich, consistía mayormente en un pequeño concierto dirigido por el joven compositor de nombre Claudio Constantini, producto de nuestra máxima casa de estudios, además de ser natural de Jalisco, donde nació en 1983…
La obra ejecutada, que se titula Tiempo Detenido, se inspira en el reloj que preside la sala de actos de dicha dependencia, por cierto, en pleno renacimiento después de la política exterior tan lamentable de los últimos sexenios. Resulta que las manecillas del dicho reloj marcan siempre la dos de la tarde, que fue la hora en que se cerró el dicho consulado en enero de 1939, ante la irrupción en la Ciudad Condal de las tropas fascistas del general Franco, quien se hizo llamar “caudillo de España por la gracia de Dios”.
Ahí se nos explicó que el conserje del edificio se llevó el reloj a su casa para regresarlo cuando se abriera de nuevo la dicha dependencia mexicana. Pero ello tardó casi 40 años… de modo que fue el hijo el encargado de cumplir el cometido.
Es el caso de que, después de muy diversas actividades musicales tapatías imbricadas con nuestras orquestas y diferentes conjuntos musicales realizadas después de egresar de nuestra Escuela de Música, obtuvo una beca del llamado Legado Grodman y de la Fundación de la UdeG para estudiar en el Conservatorio del famoso Liceu de Barcelona… De ahí reclutó, para presentar su obra, compuesta especialmente para la ocasión en la tarde del día 11 de mayo, a nueve jóvenes virtuosos que conforman el llamado Ensamble Instrumental de dicha institución.
El referido concierto para “ensamble de vientos y cuerdas”, con media hora de duración, está compuesto de cinco movimientos:
I. El reloj o la vida breve
II. La guerra o cómo somos capaces de destruirnos
III. El exilio o de cómo nos perdemos a nosotros mismos
IV. La libertad o la aspiración negada
V. El regreso o de cómo volver a la virtud
Cabe comentar que su éxito fue mayúsculo, como lo mostró el nutrido y prolongado aplauso que le tributó la concurrencia y la cauda de felicitaciones de que fue objeto después, ya con la copa en la mano.
Vale señalar también que fue un éxito más del nuevo consulado, ahora bajo el mando de personas en verdad comprometidas con nuestro país, lo que implica, de paso, la gestación de una mejor imagen de nuestro país y también de la universidad en la que me forjé, cuya presencia por doquier es cada vez más sólida.
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