Funcionarios y actores de diferentes partidos políticos expresaron en redes sociales su pésame por la muerte del panista Octavio Esqueda Ávalos, quien el domingo pasado sufrió un infarto.
Los elogios y mensajes llaman la atención, al tratarse de un personaje que no ocupaba cargos públicos ni partidistas. ¿Quién era Octavio Esqueda? Nada menos que el operador del Partido Acción Nacional (PAN) en Jalisco. Por él pasaban todos los acuerdos y repartos, las posturas que fijaba el partido y, sobre todo, la alianza de facto con el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez.
Octavio Esqueda surgió de aquel grupo de jóvenes panistas que rodearon a Francisco Ramírez Acuña. Trabajó en algunos gobiernos panistas municipales y estatales, siempre en cargos menores, mientras que en el partido tampoco ocupó algún espacio importante.
¿Cómo se convirtió en el hombre más importante del PAN? Algunos panistas dicen que por su “mano izquierda”. La realidad fue que distintos hechos jugaron a su favor. Primero, las derrotas blanquiazules que con el paso de los años llevaron a una gran migración de panistas hacia otros partidos políticos o a abandonar la política para trabajar en otras actividades que les permitieran sobrevivir fuera del presupuesto.
Así, Octavio Esqueda ocupó dos posiciones importantes: las negociaciones políticas panistas, y los repartos y control del Poder Judicial.
En el caso de las negociaciones políticas, lo hizo ante la decisión que tomó quien fuera su jefe político y líder de la corriente panista de la que formaba parte, Eduardo Rosales Castellanos, de abandonar el “enlace” con el gobernador Enrique Alfaro y además vivir fuera del país.
Al comienzo del gobierno estatal, la cercanía de Eduardo Rosales con la administración emecista era estrecha, casi como un asesor. Sin embargo, muy pronto surgieron las diferencias al no garantizar el respaldo panista a todas las decisiones, sino intentar negociar por separado cada tema, lo que provocó el malestar de Enrique Alfaro. Personas cercanas a Rosales aseguran que éste prefirió poner distancia antes de que se diera un rompimiento, especialmente ante las reacciones iracundas del mandatario.
Fue el propio Eduardo Rosales quien planteó a Enrique Alfaro que Octavio Esqueda se convirtiera en el interlocutor, al considerar que era el único que podía dialogar con todos los grupos. Y así fue.
Antes de eso, Octavio Esqueda ya había logrado colarse al Poder Judicial, donde ocupó el espacio de control que antes había tenido para el PAN José María Martínez Martínez, actualmente diputado de Morena. El control de Esqueda se fortaleció al alcanzar acuerdos con otros dos actores importantes en el manejo del Poder Judicial: Carlos Arias, ex colaborador de José María Martínez, y Rafael Martínez, ex cuñado del gobernador Enrique Alfaro.
En el esquema de reparto de espacios de “cuotas y cuates”, Octavio Esqueda era quien tenía la última palabra por parte del PAN en el nombramiento de magistrados, además de una fuerte influencia en el nombramiento, asignación de jurisdicción y materia de jueces de primera instancia.
Al interior del PAN, Esqueda formó parte de una mesa de decisiones en la que además están Miguel Monraz Ibarra, Gustavo Macías Zambrano, José Antonio de la Torre Bravo y la dirigente estatal Diana González. Ahí, se fijan todas las posturas y se resuelven los acuerdos, como el de ir en alianza en las elecciones de este año.
Octavio Esqueda era un hombre que se movía tras bambalinas. No le gustaba aparecer y no aceptaba platicar con los medios de comunicación. Ante su ausencia, algunos panistas consideran que lo más viable será el regreso de Eduardo Rosales, al menos en lo que queda para llegar a la elección de junio.
[email protected]
jl/I
|