El tema de la inseguridad pública está calientito en Jalisco, en plenas campañas electorales. Solo que, ahora, tiene un enfoque especial: ya no solo es un asunto de interés de la propia población que la padece, sino también de los candidatos a cualquiera de los cargos en disputa, que por un lado siguen soltando promesas y propuestas; y, por otro, cunde la preocupación por su propia seguridad personal. Porque, en efecto, que la violencia podría alcanzar a quienes encabezan las campañas es una aterradora realidad. Los asesinatos de un precandidato a la alcaldía de Mascota y un aspirante a la de Pihuamo son antecedentes lamentables, que adquieren otros visos con el reciente crimen de la candidata a presidente municipal de Celaya, Guanajuato. La violencia se ha presentado y está latente en las campañas, aunque lo minimicen las autoridades.
Ya la candidata a la gubernatura por el PRI, PAN y PRD, Laura Haro, a quien custodian militares, acusó que el gobierno estatal era indolente para atender su seguridad. Su versión causó una airada respuesta de la administración alfarista, que rechazó contundentemente “las mentiras” de Haro, las que calificó de “irresponsables” y hasta cuestionó su campaña, al asegurar que la plataforma de sus aspiraciones electorales se basa “en calumniar y desvirtuar el trabajo” de las autoridades de los tres niveles de gobierno. Ese tema, ¡vaya que cala hondo y juerte!
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El que sigue presumiendo sus cifras en seguridad es el gobernador Enrique Alfaro. Claro, las que le conviene destacar, dejando de lado otras que no favorecen su gestión. Y sin morderse la lengua, señala que “en estos tiempos en los que cualquiera juega a la política con el tema de seguridad”, es más relevante informar “cómo vamos en la ruta por recuperar la paz en Jalisco”.
Solo que, si se comparan sus datos, tan solo en dos puntos relevantes, como son asesinatos y desaparecidos no localizados, su administración está peor que las dos anteriores. Obvio, eso no se dice.
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La que estuvo por segundo día en Jalisco es la candidata a la Presidencia Claudia Sheinbaum, quien, a propósito de la paz y la seguridad, aseguró que las traerá a Jalisco y que revivirá los trenes de pasajeros México-Querétaro-Guadalajara y Manzanillo-Colima-Guadalajara; y que impulsará un plan nacional hídrico que incluya el saneamiento del río Santiago (promesa fallida alfarista).
Su mitin en Tlaquepaque significó un espaldarazo a la candidata a la alcaldía de ese municipio, Laura Imelda Pérez Segura, quien conoce el terreno y tiene de contrincante a la edil con licencia por Movimiento Ciudadano, Citlalli Amaya. Dos perfiles diferentes y antagónicos.
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Al que hasta ahora le sigue yendo mal en su demanda de que le regresen su candidatura al Senado es a Alberto Esquer, del partido naranja. Y es que el pleno del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación desechó el nuevo medio de impugnación que presentó. Para los magistrados, “el acto impugnativo carece de definitividad y firmeza”.
Esquer anunció que continuará peleando su reincorporación a la candidatura. Mientras tanto, sigue acompañando al aspirante a la gubernatura, Pablo Lemus, quien ayer estuvo en Tequila y Arenal, dos municipios de la pujante región agavera y, por tanto, tequilera.
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