Llama la atención el bajísimo porcentaje, apenas 6 por ciento, de candidatos que transparentaron su declaración 3de3, sobre todo los que tienen posibilidades de ganar.
Los organismos impulsores de transparentar esta información advierten que sería riesgoso dar el voto a un candidato opaco porque sería sinónimo de que su gestión podría ser igual, y no mienten, porque una cosa lleva a la otra.
Transparencia Mexicana, el Comité de Participación Social, el Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales (Itei) y el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) levantaron ayer la voz para evidenciar la poca respuesta y llamar la atención de quienes no han querido cumplir.
Si reflexionamos, nos daremos cuenta de que tienen razón, porque si este simple requisito obligatorio por ley no lo cumplen por “x, y o z” razón, ¿qué se puede esperar de otras obligaciones que tengan estando en el gobierno?
Conocer su declaración de intereses y patrimonial no es opcional, porque la ley establece que deben hacerlo, incluso desde que arrancaron la campaña y una gran mayoría no lo ha hecho.
Esta información es la base para saber cómo arrancan en lo económico y de qué intereses parten; el inconveniente es que no revelan toda la información, no es sincera y es limitada.
Lo que es evidente es que los candidatos que siguen en la opacidad no sólo reflejan su desinterés en este tema, sino que también actúan con desdén con su elector en estos momentos en que están pidiendo el voto, que es cuando son más cercanos a la gente.
Lo peor para ellos es que esta obligación no se queda archivada como parte de un proceso electoral que termina el 2 de junio, sino que es una obligación que se mantiene en caso de ganar, y que la debe publicar en su respectivo portal.
Así que el desinterés en hacerlo únicamente refleja la opacidad con la que podría manejar sus finanzas y sus acciones en el futuro, que puede decir no transparentar la información que no le interesa o darle largas hasta donde le sea posible.
También si lo hacen de último momento, el aspirante refleja sus prioridades, que el tema de transparencia de lo que tiene busca que sea visible el mayor tiempo posible o cumplir sólo para no ser sancionado.
A diferencia de las elecciones anteriores, el Itei advirtió que en esta contienda electoral sí revisará quiénes cumplieron, y los que no lo hicieron serán sancionados con amonestación pública o, si no, con multa económica de ser necesario, y según las experiencias anteriores, en cuanto les tocan el bolsillo, responden.
Entonces con esta advertencia quizás unos días antes de las elecciones esperamos que cuando menos 90 por ciento haya subido su información y no estén esperando a que lleguen a tocarles la puerta para hacerlo.
La transparencia de las cuentas personales es una práctica no común y muy pocos están dispuestos en hacerlo, y quienes lo han hecho y sabemos que tienen muchos recursos y relaciones no transparentan todo, son reservados. ¿Por qué será?
jl/I
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