�Con la�esperanza�de encontrar�a sus hijos�

2025-03-19 06:00:00

Como parte del acompañamiento que ha realizado el obispo Francisco Javier Acero Pérez con las madres buscadoras en la CDMX, se celebró en la Catedral de México una misa por esas familias que hacen la imposible tarea de buscar y andar persiguiendo indicios de sus familiares desaparecidos a lo largo y ancho del territorio nacional, por la crisis aguda y prolongada en México que suma más de 100 mil personas desaparecidas de las que se desconoce toda información:

“Ojalá todos tomáramos un pico y una pala y nos fuéramos a buscar con ellas, pero si no podemos hacerlo, atendamos al menos la primera demanda que nos hacen, que es escucharlos”.

Acero Pérez afirmó que el problema de los desaparecidos en México no solo es un asunto de estadísticas, números, ruedas de prensa, escritos o comunicados; sino que se trata de un “dolor sagrado” que exige una implicación total de nosotros como sociedad:

“No podemos callarnos ante esta realidad lacerante. No tengamos miedo para acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, que al final se resume en el verbo ‘dialogar’ con todos los actores sociales que sufrimos este drama”, expresó el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México.

A propósito del reciente hallazgo del que se ha definido mediáticamente como “campo de exterminio y adiestramiento” en Teuchitlán, Jalisco, el obispo Acero expresa que dicha “monstruosidad” “es una prueba de nuestra indiferencia social provocada por el miedo de cuidar al hermano que se encuentra solo y desamparado”.

Acero manifestó su solidaridad con el párroco Jaime Navel Mora, y con el pueblo de Teuchitlán, donde fue hallado el Rancho Izaguirre cerca de La Estanzuela, donde las versiones periodísticas confirman el reclutamiento, la tortura y la práctica de crímenes contra cientos de jóvenes, hombres y mujeres, muchos de ellos probablemente catalogados como desaparecidos y buscados por sus familiares; y aseguró que “hay miedo de hablar e informar a la autoridad”.

El obispo hizo una descripción sobre la realidad de las madres y familias buscadoras en México: “Todos los días, cada mañana hay hermanos nuestros que se levantan con la esperanza de encontrar a sus hijos en alguna fosa clandestina... Esta monstruosidad no puede quedar impune, indiferente, silenciada en carpetas de investigación, en cuerpos abandonados…”.

Y nos pregunta: “¿Qué nos pasa hermanas, hermanos? El horror no nos puede paralizar, porque el amor nos pone en marcha... El papa Francisco siempre nos anima a seguir con entusiasmo siendo artesanos de la paz, a pesar de la presencia en el tejido social de algunas zonas grises en las que es difícil percibir el claro distanciamiento de viejas formas de actuar, erróneas e incluso inmorales”.

Como conclusión hizo un llamado: “Generemos una amistad social con capacidad de escucha y amabilidad hacia todos, sin ideologías. Hoy desde esta catedral me uno a mis hermanos obispos de México en este grito al que nos han convocado: ¡Basta ya!, de tanta muerte injusta. Que este día, de vigilia y oración en el zócalo lo instauremos como un día dedicado a las víctimas de desaparecidos: con una vela, y unos zapatos”.

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GR

 
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