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Foto: Cuartoscuro
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Los fenómenos de reclutamiento forzado y desapariciones en Jalisco son distintos a los de otras zonas de la República, por lo que tendrían que atenderse de acuerdo con el contexto local, explicó Victoria Dittmar, investigadora y gerente de proyectos en InSight Crime.
Antes del caso del Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, se tiene registro de la existencia de este tipo de sitios desde 2017, en Tala, y ha habido varios casos de testimonios que hablan de un patrón muy similar en años subsecuentes, sin embargo, existe muy poca información sobre el funcionamiento de estos sitios y sus alcances, de acuerdo con la investigadora.
Lo que sabe InSight Crime de cómo ocurre este reclutamiento en Jalisco es gracias a los pocos testimonios que tienen donde hablan incluso de secuestros, pero en otras partes del país no hay ese engaño, ese gancho de falsos empleos.
Para la gerente, hay todavía muchas explicaciones que tiene que dar el Estado de por qué se da esto en Jalisco, se sabe que se trata de un grupo criminal con enfoque paramilitar y una lógica de entrenamiento militar, pero todavía falta mucho por decir, sobre todo en un contexto de tanta violencia y donde también hay denuncias de secuestros que se dieron dentro de los hogares de la gente.
Por el horror que causó este caso de Teuchitlán, muy similar a lo que se vio en Ayotzinapa, Victoria Dittmar sí podría pensar que este sería un punto de inflexión, pero hay muchas barreras todavía como que el reclutamiento forzado no está penado todavía directamente como delito, además de que las víctimas de reclutamiento están en un proceso de revictimización constante porque se terminan convirtiendo en criminales, luego del reclutamiento.
“Si revictimizamos a las víctimas y las ingresamos al sistema penal se vuelve en un círculo vicioso y no estamos atendiendo las problemáticas del país”, mencionó.
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