Hacemos cosas con palabras

2025-04-03 06:00:00

Teuchitlán. ¿Campo de exterminio? ¿Rancho abandonado? ¿Centro de adiestramiento? ¿Lugar de torturas y asesinatos? ¿Qué fue lo que realmente sucedió? ¿Cuál es el sentido social de tales expresiones?

Algunas consideraciones:

Primera. Lo social no son individuos asociados, ni instituciones, no es la masa o la muchedumbre. Lo social es lo intersubjetivo, lo que está en medio de grupos, personas e instituciones, es decir, todas las palabras, expresiones, lenguajes, símbolos o códigos que se utilizan en los intercambios humanos que favorecen o constriñen el entendimiento.

Segunda. Nadie tiene la verdad de lo que son las cosas. Además de lo que observamos a simple vista, siempre está presente lo que interpretamos a partir de nuestra experiencia. La realidad no es diáfana, es siempre una realidad para nosotros, una realidad desde nuestra perspectiva; y la objetividad no existe. De ahí la importancia de asumir un relativismo coherente con nuestra forma de ver y pensar, pero no de cualquier tipo, sino un relativismo relacional que nos comprometa a dar y exigir razones por lo que nos hacemos, decimos o callamos entre nosotros y con relación a la naturaleza.

Tercera. El entendimiento mutuo es una necesidad humana fundamental que implica la comunicación para satisfacerla. Además de las evidencias encontradas, las investigaciones periciales realizadas o las declaraciones de los testigos; una comunicación para el entendimiento colectivo nos demanda agregarle a nuestros dichos: veracidad (intención de querer decir la verdad), sinceridad (actuar con honestidad) y precisión (expresarse con las palabras adecuadas). Sin embargo, cuando el objetivo de la comunicación no es la consolidación del tejido social sino la imposición de una visión o proteger ciertos intereses oscuros, los lenguajes (verbales o no) son utilizados como medios para agredir a quienes defienden versiones contrarias, descalificar lo que hacen supuestos enemigos u obstaculizar abiertamente su labor.

Cuarta. Cualquier concepto o palabra, al ser elaborada por humanos, es siempre susceptible de múltiples interpretaciones. Esta situación, lejos de ser un problema, podemos considerarla como oportunidad para ejercer las capacidades comunicativas con las que nos dotó la naturaleza, es decir, exigir explicaciones y argumentar respecto de las interpretaciones con las que contamos de lo acontecido: ¿por qué ese territorio se califica como campo de exterminio? ¿Qué consecuencias se derivan de entenderlo de esa manera?

Quinta. Las palabras son herramientas para coordinarnos de manera consensuada. Hacemos cosas con palabras. Nuevas palabras invitan a construir otros mundos y establecer otras relaciones.

Sexta. Solo la conversación permite reflexionar para producir lo común, plantea la necesidad de asociarnos con los demás. Conversar no es eliminar las divergencias, sino dejar abierto el camino para deliberar, ponderar razones y argumentos, precisar ideas.

Las expresiones que explican lo sucedido en Teuchitlán ayudan a comprender lo que ahí sucede, a la vez que se utilizan para ocultar evidencias y obstaculizar el quehacer de las madres buscadoras. Desde una óptica pacífica la invitación es decir la palabra adecuada, en el momento preciso, a la persona indicada… o callar. He ahí un reto para construir paz que encierra el caso Teuchitlán.

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GR

 
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