A veces la memoria traiciona, no siempre se conservan los recuerdos con precisión, pero uno está seguro de que las cosas fueron así, como se recuerdan, en especial tratándose de acontecimientos del momento actual que disparan esas remembranzas.
Dicho lo cual, quiero referir un acontecimiento que me vino a la memoria. Tendría yo 9 años, cuando un día se soltaron al vuelo las campanas de todas las iglesias. Era impresionante escuchar campanas de todos los tonos resonando por toda la ciudad.
En aquel entonces estaba en quinto grado en una escuela en la colonia Santa María la Rivera; todos en el salón de clases nos quedamos en silencio en un primer momento y, luego, se desató la algarabía, hasta que la maestra indicó guardar silencio. Un momento después nos ordenó arrodillarnos y rezar por el descanso del alma del papa Juan XXIII, el papa bueno, que, según dijo, acababa de fallecer, era el 3 de junio de 1963.
Me parece que, aquel día por la tarde, tras llegar a casa todavía impresionados por aquel intenso tañer de las campanas, hubo otro evento extraordinario que algunos atribuían a la muerte del papa: se desató una tremenda tormenta con granizo que paralizó la ciudad, causando daños y embotellamientos vehiculares.
Casi veinte días después fue nombrado papa Pablo VI, quien ejercería el pontificado por poco más de 15 años, que dedicó a una intensa labor de modernización de la Iglesia católica, por lo que es recordado como el papa reformador, hasta su fallecimiento el 6 de agosto de 1978.
“Es muy importante salvar a las almas en el más allá, pero es igualmente importante salvar a los hombres en el más acá”, sostenía el recientemente fallecido papa Francisco, asegurando que la política y la religión son materias complementarias. Fue un papa controversial que impulsó ideas progresistas con base en la paz y el amor que se tengan los unos a los otros y habló abiertamente de los problemas actuales que causan muchas ovejas del rebaño que secuestran, matan, violan y roban a las demás.
Siendo jesuita predicó la humildad y vivió así; renunció a las lujosas habitaciones papales y residió en la más modesta Casa de Santa Martha, así como rechazó ser sepultado en las grutas del Vaticano, que son parte de la Basílica de San Pedro, lugar de reposo de papas y personajes importantes, y eligió en su lugar la basílica de Santa María la Mayor de Roma.
El papa Francisco consideraba que el camino de la humildad es el que puede llevar a la Iglesia romana a una revisión profunda de sus posturas, considerando desde el celibato, la vocación o las misiones, y revisando su actitud frente a situaciones de injusticia, discriminación, intolerancia, abuso, crímenes y las guerras. Cambios mayores que serían viables a través de una existencia menos soberbia.
Comienza ahora el cónclave que dará paso a la elección de un nuevo pontífice. Estarán enfrentadas, como es costumbre, las dos posturas: conservadora y liberal. Al parecer parte de la labor del papa Francisco fue reforzar las posiciones liberales en el Colegio Cardenalicio, que podrían inclinar la balanza hacia ese sector de la iglesia, para dar continuidad a su trabajo.
Así sea.
X: @benortegaruiz
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