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FOTO: Michelle V�zquez
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Desde 2017, el mercado de la vivienda en Guadalajara ha experimentado un aumento en los precios de las rentas, impulsado por la alta demanda. Sin embargo, existe una desconexión grande entre los proyectos de construcción, que suelen tener presupuestos inalcanzables para la mayoría de la población, y la gran cantidad de casas abandonadas en áreas como Tlajomulco, explicó el arquitecto Jorge Fernández Acosta, presidente del Colegio de Arquitectos por el Desarrollo y la Innovación Sustentable, quien además señaló que Guadalajara se ha vuelto una ciudad costosa tanto para rentar como para comprar, beneficiando principalmente a las inmobiliarias debido a la especulación y las prácticas de los desarrolladores.
La ciudad ha dejado de ser atractiva para vivir y se ha convertido en un lugar favorito para invertir, lo que ha llevado a un aumento en el número de viviendas vacías y desarrollos verticales desocupados. Fernández Acosta critica la falta de una política de vivienda adecuada por parte del gobierno, que permite la construcción de grandes torres inaccesibles para la mayoría, mientras que las opciones de vivienda de nivel medio o accesible carecen de apoyo y enfrentan condiciones difíciles para los potenciales compradores o inquilinos.
Con la nueva iniciativa federal de la Ley Infonavit, que permitirá al gobierno construir vivienda, el arquitecto ve un aspecto positivo en la propuesta. Considera que el Estado debe invertir en vivienda y ofrecer esquemas de financiación y renta que faciliten el acceso a un hogar, en lugar de enfocarse únicamente en la propiedad.
Este modelo, explicó, ya ha demostrado ser efectivo en otros países, donde el gobierno proporciona viviendas a precios más accesibles y permite que los inquilinos puedan eventualmente adquirir la propiedad tras años de alquiler.
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