Disyuntiva electoral

2025-05-29 06:00:00

Como dice el refrán, “no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no llegue” y, en efecto, este domingo 1 de junio se llevará a cabo la elección de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial. Serán 881 cargos donde competirán 3 mil 423 personas para ocupar dichos cargos. Pero eso no es todo: en 19 entidades de la Federación también se elegirán un total de mil 801 cargos de los poderes judiciales locales. Además, habrá elecciones locales en Durango y Veracruz para elegir ayuntamientos.

Recordemos que la reforma del Poder Judicial fue expresada con claridad por el entonces presidente de Morena, Mario Delgado: “Queremos que se lleve el presidente como un gran regalo, como una gran despedida, como un gran homenaje”; esto es, de entrada, fue una reforma caprichosa (“determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante y lo original”, define la RAE). Este dicho pierde cualquier posible calidad de la reforma de marras.

Se ha dicho que, una vez que concluya la dichosa elección, México será “el país más democrático del mundo” (Sheinbaum dixit). Sin embargo, es preciso señalar que la democracia es un sistema de gobierno que va mucho más allá del simple acto de votar en elecciones periódicas. Si bien las elecciones son un componente fundamental y necesario de la democracia, no son suficientes por sí solas para garantizar un sistema democrático pleno y funcional. Reducir la democracia solo a este aspecto sería ignorar otros principios y mecanismos fundamentales que garantizan una verdadera participación ciudadana, protección de derechos y control del poder.

Una democracia plena requiere que, más allá de las elecciones, se respeten derechos como la libertad de expresión, asociación, acceso a información e igualdad ante la ley (Estado de derecho). Sin estos, las elecciones pueden ser un mero formalismo como en regímenes autoritarios con elecciones amañadas: en una dictadura electoral (como Venezuela o Nicaragua), hay comicios, pero no hay garantías para la oposición, la prensa libre o la independencia judicial.

Para presumir una democracia de calidad son esenciales los frenos y contrapesos institucionales (no electos, pero democráticos), como el Poder Judicial, órganos electorales autónomos, defensorías de derechos humanos o tribunales constitucionales no electos, pero son claves para evitar abusos del poder y proteger derechos. Su independencia asegura que la democracia no dependa solo del gobierno de turno. Por desgracia, desde la llegada de la 4T al poder, muchos de estas instituciones han desaparecido: es el turno del Poder Judicial, elemento esencial para garantizar el equilibrio de poderes.

Por eso es esencial que se entienda que la democracia no se agota en las elecciones. La democracia no es un punto de llegada sino un medio para llegar a fines de convivencia pacífica, participación ciudadana y construcción de una sociedad más justa. Acudir a votar el próximo domingo equivale a ignorar que la reforma judicial se gestó entre sombras: sin consensos, con procedimientos acelerados y bajo sospechas de manipulación política.

X: @ismaelortizbarb

jl/I

 
Derechos reservados ® ntrguadalajara.com