Educaci�n ambiental vs oportunismo

2025-06-22 06:00:00

Frente a las noticias de devastación planetaria, la semana pasada se generó una que hace contrapeso: la celebración de un Congreso Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad, en su cuarta edición, que convocó a participantes nacionales y del extranjero.

Las experiencias que ahí se compartieron hacen frente y generan procesos de esperanza y criticidad en contextos inciertos, conflictivos, delictivos y alienantes. Se presentaron esfuerzos para detener la deforestación y la contaminación en zonas costeras y en los ríos. Se expusieron aportes para enfrentar la contaminación de cenotes en Yucatán debido a la magnificación del consumo de cerdo, o para comprender los impactos en la salud humana y ambiental que provocan los microplásticos.

Se habló también de la huella ambiental del consumo digital, así como de la transformación de espacios urbanos para producir alimentos, agua y tejido social. Se conversó sobre la acción pedagógica generada en la defensa del territorio y del derecho a la vida de humanos y no humanos, se presentaron trabajos realizados en la lucha de las comunidades indígenas frente a las presiones del mercado y los nuevos conocimientos para comprender las dinámicas de la sequía planetaria. Todo ello desde una perspectiva ética, decolonial y de la ecología política.

Se mostraron 200 trabajos educativo-ambientales de México, Argentina, Brasil, Colombia, España o en Uruguay. Fue el cuarto congreso organizado por la Academia Nacional de Educación Ambiental (ANEA) y la Universidad de Guadalajara (UdeG).

La preparación de este encuentro requirió de tres años. Tiempo invertido para madurar los proyectos, para escribir resultados de investigaciones, para producir materiales novedosos y para desarrollar experiencias con la calidad requerida para ser aprobadas como parte del programa académico del citado congreso.

Ahora bien, los congresos realizados con profunda honestidad se ven afectados por una práctica fraudulenta que es preciso denunciar: la proliferación de congresos internacionales rápidos, entre ellos dos iberoamericanos de educación ambiental en un solo año. En estas reuniones el abaratamiento de las actividades es tal que se pueden inscribir conferencias magistrales a contentillo. Esto ha generado comportamientos poco éticos como el turismo académico y trayectorias profesionales infladas, lo que daña a las dinámicas de producción de conocimiento y de generación de alternativas ambientales pedagógicas emergentes.

Las iniciativas serias y el trabajo comprometido de las personas que laboran en proyectos de educación ambiental, y en ocasiones se arriesgan por ellos, se ven afectadas cuando imperan la lógica del turismo académico, el cultivo a los egos y el relumbrón.

Pese al esfuerzo y a la calidad del cuarto congreso nacional de educación ambiental, mencionado al inicio, éste se vio afectado por el turismo académico en momentos clave.

Resulta altamente relevante que quienes hacen educación ambiental en México, como en cualquier país, mantengan posturas críticas y comprometidas para no sumarse a iniciativas que demeriten el campo.

Ahora bien, los aportes y los trabajos presentados en el IV Congreso Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad, organizado por la UdeG y la ANEA, se ponen a disposición, en www.anea.org.mx

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