En el mexicanísimo septiembre, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó con orgullo que más de 86 mil compatriotas repatriados han recibido la tarjeta Paisano, la inscripción al IMSS, el acceso a vivienda y el empleo, así como transporte a sus lugares de origen, comida caliente y albergue temporal. Dijo que el gobierno reforzó la atención consular, la línea migrante, la contratación de abogados y avanzó en la simplificación de trámites.
“Son héroes y heroínas de México”, reiteró sin titubeos la jefa del Ejecutivo al referirse a los connacionales en el exterior, quienes pese a las políticas antimigrantes en los Estados Unidos, continúan enviando dólares a sus familias de este lado del río Bravo –aunque, por primera vez en 13 años, las remesas decrecieron hasta 16 por ciento–. Ese dato no lo mencionó la presidenta, pero en cambio dijo que con el programa México te abraza, desde febrero de este año se instalaron centros de atención integral para la atención a las y los deportados.
Sheinbaum agregó que, con la plataforma nacional de registros civiles, las y los paisanos pueden obtener actas de nacimiento o defunción desde cualquier parte del mundo, y que se agilizaron 72 trámites en consulados, incluyendo pasaportes. La presidenta omitió informar y reconocer que el personal de la red consular trabaja con sueldos congelados; con sobrecarga laboral y recursos insuficientes.
Respecto a los 86 mil repatriados atendidos por el gobierno federal, la presidenta tampoco detalló cómo es que se mide ese apoyo; ni quién o cómo se evalúa si los servicios que brindan son suficientes para lograr una reinserción real a México.
Sheinbaum Pardo tampoco informó ni reconoció la deuda que mantiene el gobierno de México con las personas migrantes sobrevivientes y los familiares de las 40 personas muertas en el incendio ocurrido en la estación migratoria en Ciudad Juárez en 2023. Hasta la fecha, estas personas continúan sin acceso a la justicia, ni mecanismos claros y transparentes que les garanticen la reparación del daño.
Hasta ahora, no hemos visto o escuchado por parte de la presidenta o de las dependencias del ejecutivo federal que atienden esta agenda, una evaluación seria o autocrítica de las políticas públicas en migración o de los mecanismos de asistencia para mexicanos en el extranjero; menos aún, para las personas en movimiento, quienes continúan atrapadas en las fronteras sur y norte del país, mientras realizan trámites ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados –también rebasada–, para obtener el reconocimiento de refugio.
Sí que es válido y necesario reconocer los avances del Estado mexicano, como también lo es señalar y atender los retos que enfrenta, pues solo así podremos fortalecer y asegurar la correcta aplicación de programas y recursos institucionales que cumplan con el propósito de acompañar, proteger y reconocer a las personas migrantes como personas sujetas de derecho y como parte esencial de nuestra nación. Presidenta: nombrar o reconocer a la población migrante como héroes o heroínas ya no es suficiente.
X: @claudiaacn
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