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FOTO: Michelle V�zquez
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La crisis de vivienda en la Zona Metropolitana de Guadalajara ha dejado de ser un tema aislado y se ha convertido en una experiencia común para las juventudes. Rentas elevadas, desplazamientos forzados hacia la periferia y viviendas en condiciones precarias forman parte de un panorama que ya no pasa desapercibido.
Para jóvenes como Fer es la de una inestabilidad constante. En menos de cuatro años ha tenido que mudarse siete veces, no por elección, sino por la presión de un mercado de renta que combina precios excesivos con espacios deteriorados. Ha habitado departamentos sin mantenimiento, enfrentado incrementos repentinos en la renta y lidiado con propietarios indiferentes a las necesidades básicas de quienes alquilan.
Hoy, que comienza a pensar en formar una familia, se encuentra con un panorama que le resulta desalentador: las casas en la ciudad ya no son hogares, sino activos financieros puestos al servicio del turismo o de rentas de corta estancia. Para él, la lucha por la vivienda no es un tema de resentimiento social, sino de justicia.
Anashely Elizondo percibe la situación como un problema generacional. Para ella, la crisis de vivienda no es una abstracción, sino una realidad cercana que atraviesa a sus pares. En su entorno, ha visto cómo familias enteras han tenido que abandonar las colonias donde crecieron, mientras las casas de esas mismas zonas permanecen vacías o se destinan a proyectos de renta temporal. Esa contradicción, calles con viviendas cerradas y jóvenes buscando dónde vivir, resume el sentimiento de frustración que la motiva a salir a las calles.
El caso de Jacqueline Juárez refleja los retos de quienes llegan a Guadalajara a estudiar. Durante cuatro años ha buscado rentas accesibles y en ese proceso se ha topado con todo tipo de ofertas indignas: habitaciones improvisadas sin ventanas, casas con techos de lámina o espacios donde más de diez personas comparten un solo baño. Los departamentos con mejor distribución de espacios suelen costar más de 8 mil pesos, aun cuando se encuentran en colonias sin lujos.
Para Elí, desde su experiencia, la falta de seguridad laboral, la ausencia de pensiones y la imposibilidad de acceder a una vivienda digna se entrelazan en una cadena de precariedades. Ha visto cómo amigos, incluso con estudios universitarios y empleos formales, se ven obligados a mudarse a la periferia porque el centro de la ciudad se ha vuelto inalcanzable.
Ante lo anterior, el Frente Unido por la Vivienda y el Territorio, junto con más de 13 colectivos, ha convocado a una marcha pacífica contra la gentrificación y el despojo, programada para el próximo sábado 20 de septiembre de 2025 a las 16:30 horas en el Parque Morelos.
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