En marzo de 2024 un joven ingresó con armas punzocortantes a un plantel de una preparatoria privada en Guadalajara donde asesinó a dos trabajadoras. En noviembre, otra persona armada con un martillo agredió a compañeros en otra preparatoria privada. El pasado 22 de septiembre un alumno del CCH de la UNAM fue asesinado por otro compañero. La lista de agresiones es extensa, aquí en México y en otros países.
En la serie de Netflix Adolescencia (Barantini, 2025) un niño de 13 años es arrestado por el asesinato de una compañera de clase. La serie sugiere que el crimen fue el producto de múltiples factores: baja autoestima, acoso escolar y exposición en redes sociales a la propaganda “incel”.
El fenómeno “incel” (“involuntary celibate” o célibe involuntario) es una subcultura en línea que se definen por su incapacidad para encontrar una pareja sexual o romántica, a pesar de desearlo. Analizar este fenómeno implica ir más allá de la psicología individual para entenderlo como un síntoma de tensiones y transformaciones sociales profundas.
El término “incel” fue acuñado por Alana, una joven canadiense quien creó el blog “El proyecto de celibato involuntario de Alana”, un foro de apoyo para personas solitarias, con dificultades para establecer relaciones personales. El blog se ha transformó en una subcultura misógina y violenta, unida por el resentimiento y una ideología de odio que encuentra en la red el caldo de cultivo perfecto para su radicalización.
La visión de lo que también se denomina “rebelión incel” se sustenta en una serie de creencias y una jerga propia que refuerza su discurso. Los incels suelen presentar un perfil psicológico con características comunes y altos niveles de problemas de salud mental. Una investigación de 2022 reveló que el 75 por ciento de los incels sufre depresión moderada o grave, y el 45 por ciento, ansiedad grave. Muchos cumplen criterios clínicos asociados al trastorno de “personalidad evitativa”, caracterizado por una marcada inhibición social, miedo a la crítica, al rechazo o a la humillación social.
También han experimentado bullying, rechazo y tienen dificultades para integrarse social y laboralmente. El blanco de su hostilidad son las mujeres. El incel Elliot Rodger asesinó a seis personas e hirió a 14 en 2014. En su Manifiesto anotó: “Todo mi sufrimiento en este mundo ha sido a manos de la humanidad. En particular, de las mujeres... Todo lo que siempre quise fue encajar y vivir una vida feliz entre la humanidad, pero fui excluido y rechazado, obligado a soportar una existencia de soledad e insignificancia, todo porque las mujeres de la especie humana fueron incapaces de ver mi valor”.
Lisa Sugiura publicó un trabajo exhaustivo del fenómeno: La rebelión incel (2021) al que subtituló “El auge de la manosfera y la guerra virtual contra las mujeres”, donde, a partir de investigaciones etnográficas y entrevistas, proporciona una visión profunda y oportuna del desarrollo de la “manosfera”; cómo se unen las personas y se autoidentifican como incel, definen su filosofía, nutren su cultura, su discurso político y el impacto dañino provocado en la comunidad.
X: @Ismaelortizbarb
jl/I
|