El 7 de octubre de 2023, el Estado de Israel inició una ofensiva militar sobre la Franja de Gaza, argumentando que era una respuesta a los ataques del grupo Hamás contra su territorio. Después de dos años de escalada permanente de agresiones, las consecuencias han sido calificadas como genocidio, un delito de lesa humanidad que tiene como intención destruir a un grupo de población.
La Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre el Territorio Palestino Ocupado presentó un informe (A/HRC/60/CRP.3) que analiza a profundidad lo ocurrido, concluyendo que Israel ha cometido actos tipificados en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
El informe detalla que más de 60 mil palestinos han muerto desde octubre de 2023, entre ellos 18 mil 430 niños y casi 10 mil mujeres. Familias enteras que ya no están, comunidades completamente destruidas, la población carece casi por completo de agua, electricidad, alimentos y medicinas. El texto señala que tales acciones no pueden explicarse como excesos militares y que constituyen una política sistemática orientada a destruir a la población palestina.
El documento expone que diversos líderes israelíes han promovido discursos de odio para incitar a la eliminación del pueblo palestino. Además, pone en evidencia que Israel impuso deliberadamente condiciones incompatibles con la supervivencia, mediante un asedio total sobre Gaza; se ha bloqueado el acceso a recursos como alimentos, agua, medicinas y se destruyeron campos de cultivo, escuelas y hospitales. Estas acciones fueron consideradas intencionadas y calculadas para provocar la aniquilación física de la población mediante el hambre, la enfermedad y la falta de atención médica.
La investigación identificó un patrón extendido de violencia física y psicológica extrema. Miles de personas han sido heridas, mutiladas y padecen traumas severos como resultado del uso sistemático de tortura, violencia sexual y desplazamientos forzados. Dichas prácticas constituyen un daño grave orientado a romper la cohesión social y emocional del pueblo palestino.
Frente a la dimensión de la tragedia, existe una respuesta global de voces que denuncian el genocidio. Los intentos por abrir un corredor humanitario se han manifestado en acciones valientes como la flotilla Global Sumud, en la que cientos de personas de diversas nacionalidades, incluidas de México, se organizaron para llevar ayuda urgente por mar. Los activistas fueron detenidos por Israel, sometidos a maltrato, encarcelados y finalmente deportados a sus países de origen.
Las palabras de la joven activista Greta Thumberg al ser liberada, son un nuevo llamado a la conciencia: “hay un genocidio sucediendo delante de nuestros ojos y transmitido en vivo. Nadie en el futuro podrá decir ‘no lo sabíamos’”.
La comunidad internacional debe ejercer mayor presión para demandar alto al fuego, abrir con urgencia corredores humanitarios para que puedan llegar alimentos y medicinas a Gaza, que se sancione a los grupos sionistas de Israel que han cometido violaciones reiteradas a los derechos humanos de un pueblo sometido a una brutal ocupación de su territorio.
El reconocimiento a Palestina como un Estado con plenos derechos por el concierto de naciones es una de las medidas impostergables.
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