�Se construir�n oposiciones consistentes?

2025-10-14 06:00:00

Desde 2018, el ritmo de la administración pública y la gobernanza de nuestro país ha tenido un complejo proceso de formación y estructuración. En las elecciones de ese momento ganaba un movimiento que no estaba articulado como un partido político. El esquema de organización y de disciplina de los partidos, no se veía dentro del espectro de institucionalización de ese movimiento que participaba por primera vez en una elección presidencial.

A falta de una estructura orgánica definida y reconocida por sus afiliados, el liderazgo carismático y la fuerza del caudillo se planteaba como el mecanismo de soporte para funcionar en el proceso electoral. Una vez obtenido el triunfo, sorprendente, desde el punto de vista de la competencia entre partidos, pero no desde la perspectiva del líder del movimiento, siguió la construcción de la administración pública y de consolidación del movimiento.

El paso siguiente constituyó una constante confusión de actividades en la medida en que la organización del movimiento súbitamente se convirtió en administración pública. De esa forma, la gestión administrativa parecía el desarrollo de las funciones del movimiento y no de una gestión de gobierno, en la que estuviera proyectada la ciudadanía de forma general, lo que constantemente llevaba a confundir, la ciudadanía con la membresía del movimiento en el gobierno, circunstancia que constituye un factor importante en el tránsito a un segundo periodo de gobierno pero, con serias dificultades internas que se han evidenciado con el paso del primer año de la nueva administración.

La gran pregunta de muchos electores ha sido: ¿qué ha pasado con las oposiciones? El paso vertiginoso de la gestión del gobierno-movimiento no ha encontrado un cuestionamiento serio desde la perspectiva de plataformas ideológicas y de proyectos de país de instancias que constituyan una opción auténtica de alternancia. El funcionamiento reactivo de las oposiciones, ciertamente importante en el marco de las deliberaciones legislativas, no constituye, salvo un pequeño sesgo de visibilización, más que de la marca, de algunos actores particulares que, como en otras épocas, por ejemplo, Porfirio Muñoz Ledo, constituían mentes privilegiadas señalando las inconsistencias del sistema. Sin embargo, el modelo de los partidos políticos que constituyeron la base de una participación importante, en lo que va de este siglo, con alternancia y oferta, parece ampliamente desvanecido y la inserción que muestran, constituye un factor totalmente alejado de los votantes y constituyen estructuras elitistas y cupulares, que no logran captar la atención de una ciudadanía que, por cierto, ya los evaluó en el esquema que tuvieron en la fase 2000-2018.

El horizonte 2027 constituye un reto importante para la reingeniería de los partidos. Poco a poco, intentos aún demasiado embrionarios y sin mucha consistencia, han dejado asomar algunas intenciones. El control de todos los espacios de poder de la fuerza hegemónica seguirá generando pasos en la medida en que no exista oposición que gravite, consistentemente, en el sistema político mexicano, con una plataforma que identifique un proyecto de país y una alternativa social, económica y política del modelo que, de no haber opciones, se mantendrá por algunos sexenios más. El tema no es solamente la concentración hegemónica del poder, sino la ausencia efectiva de opciones.

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GR

 
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